Monday, December 04, 2006

Tuesday, October 24, 2006

Avatar

(Amapola, Alphonse Mucha)


Como suelen ser las cosas
largas como un lamento
largas como una sonrisa
interminables a ratos
como es la poesía
como ha querido ser la de éstas páginas
como suelen ser los sueños de opio
visiones aéreas y arrebatadoras
más extrañamente divinas
que todas las fantasías...

El sueño de opio
de una musa inventada
en los versos de mil poetas igualmente inventados,
en las alas de un ave,
en los trazos de Mucha,
un sueño que
al fin y al cabo
no es otra cosa
más que un pequeño trozo de muerte
Un sueño de opio
del cual no sé si algún día
volveré a despertar...


Hasta pronto amigos
Mi beso de Opio
Amapola

Tuesday, October 17, 2006

Quid pro Quo

("Nuestra imagen actual", 1942 David Alfaro Siqueiros)

Quiero darte, quiero darte recibiendo y pedir todo de ti,
pedirte el tiempo entero encendido en tus soles,
el estruendo de tus pasiones subterráneas,
pedirte tanto como tanto he de darte
si he de regalarte la incontenible furia de mis cantos
Quiero de ti ese acorde de amante furibundo en el trato con mis alas.

Te daré mis intuiciones alocadas,
de esas que surgen cuando te bebo las letras
cada vez que dejo escapar la lucidez a chorros
para exigir de ti esa analgesia de versos desplegada en tus lienzos
donde convergen todas las causas y los efectos
y puedo verte a distancia con el catalejo de mis asombros.

Te regalaré mis cadenas perpetuas,
mis nebulosas de cantos remotos,
la flama de cada una de mis hogueras
que para seguir existiendo deben elevarse y danzar
y quiero de ti cada gota que te perla la frente
en el fragor de tus jornadas disolviendo el tiempo
y remolcando ansiedades.

Yo te daré el rumor de mis oleajes,
tú esa disciplina de poeta sin tiempo,
te daré la brisa de mi noche bordando cada uno
de mis instantes luminosos de divina inspiración
y tú el aroma amargo de esa ginebra al romper la noche,
yo te daré la anestesia de esta danza triste y secreta
y tú el placer de perdonarlo todo.

Y como he de dartelo todo
hasta consumir mis días en esta liturgia de hábitos
es que no renunciaré a tu entrega ardiente y cotidiana
que camina en los márgenes de todos los delirios
Donde te condenaré a darme todos los sueños del mundo
Y yo te regalaré el mejor vuelo con la propulsión de la poesía
de mi opio Interminable de versos.

Tuesday, October 10, 2006

Detalles

(El Pintor y su Musa, Mercedes Vandendorpe)

De que te preocupas mi flaco,
no sabes acaso que de mis dedos han brotado para ti
mis letras más bellas.
Que de tanto dar tumbos he sucumbido al fin solo a tu abrazo
tan solo a tu tiempo, tan solo a tus besos.
De qué te preocupas cuando el viento que azota
nos embiste al mismo tiempo y ya ves,
seguimos en pie...

No me dejes triste en medio de este Octubre
que se inclina tímido a la primavera,
ya sabes, un día de estos cerraré esta caja de Pandora
y tras los versos despojados no quedará mas que tu rostro y el mío
fragmentados de recuerdos e inflados de versos...
Nos perderemos un rato por nuestras calles
para seguir hilando entre conjuros esta historia desatada,
este trovar de ímpetus voraces en que nos hemos convertido.

No estés triste mi sol
ni te sientas vacío, ya ves,
cualquier día puedo escribir para ti con la intensidad de siempre.
Es cierto que hoy la vida pesa un poco más que de costumbre
que anhelas tanto un cuerpo tibio
como anhelo yo esas musas que declamo
y que me son a tramos, tan esquivas.

Ya sabes que aún no me convenzo mucho
de tu música invasora recorriendo mis sentidos
que me descoloca ese cariño que prodigas
y que tan pocas veces he sentido...
Ven que te beso acurrucado en mi regazo
que te canto sin tiempo el canto
de este hábito que me corrompe.
Y emergiendo violenta desde mi ciudad hasta la tuya
te he de decir ya sin miedos
que no hay más besos
que los que yo te guardo.

Tuesday, October 03, 2006

Fata Morgana

(Fata Morgana, Zdenek Kopac)


Te evoqué en el letargo de mi entresueño ardiente el día en que el viento me devolvió tu imagen regalada y trashumante entre destellos de luz sobre mil piedras calcinantes.
Te vi aún sin creerlo, a lo lejos, espejeando entre los arenales de mi nostalgia como el engaño perfecto del mejor de mis abismos.

He podido verte en el trovar de tus musas, soñando entre mis imágenes brumosas, ardiendo entre los espejismos de mi memoria y buscando entre arpegios de cigarras el millar de coplas que me has prometido.
Ya estaba todo escrito cuando te divisé entre la niebla de éstas arenas para no seguir ninguna ilusión que no fuera tu tempestad, buscando la salida entre las calles de espejos con el ánimo a todo viento mientras se deshacía ante mis ojos el silencio líquido de la tarde en el desierto.

Te evoqué hasta hallarte en la plenitud inmaculada de éste silencio universal, en éstas sensaciones peregrinas de saberme entre ilusiones, donde el verso es la consigna de tus manos y las mías, donde tus besos no son más que la sensación hipnótica que me da de beber sin sentir que puedo ser la imagen de llaga mortal que me invitas a ser.

Te he visto y lo sabes y lo sientes cuando no son más que tus manos las que han de refrescar mi piel partida de sol mientras el viento no me mueve, mientras se detiene el tiempo en la inmensidad del desierto y me secas piadoso estas lágrimas secas sin que quede vestigio de ninguna memoria.
Y si es ésto falso o cierto, si no es más que la fata morgana de mis deseos, habrá de descifrarse más temprano que tarde entre los médanos ardientes y los mil senderos tortuosos de mis letras y las tuyas, aunque esté demás decirte marinero en tierra, que yo al menos... puedo verte.

Tuesday, September 26, 2006

Dejo Constancia

(Green, Lernie Beuler)

Dejo constancia de mi amor fuera de toda lógica
del avatar del destino que decidió hacernos uno
de nuestras utopías,
de tu genio irreverente,
de mi ángel que suspende,
de nuestras mutuas nadas
y nuestros perfectos todos.

Dejo constancia de mis fracasos,
de lo no superado,
de tus besos,
de mis sueños que transcribes en verdades,
de la loca magia que sentencio
y que me lleva a volar
a veces tan lejos de tus brazos.

Dejo constancia de los vicios,
de tus placeres y mis culpas
de los años a tu lado,
de la aguerrida lucha de tenerte,
del estoico hallazgo de encontrarte y sujetarte
del dolor del puerto
y el misterio de tu risa.
Dejo constancia del delito de soñarte,
de tus manos en mi pelo
de mis dedos en tu espalda.

Dejo constancia de nuestras diferencias,
de tus números y mis letras
de tus ecuaciones y mis cantos
de tus realidades y mis fantasías
de tu mente brillante, ingeniera de soles
de tus métodos, y mis artificios
de tus códigos y mis evangelios.

Dejo constancia de necesitarte,
de no poder dormir cada noche que no te tengo,
de tu alimento gallardo,
que vierte en mi vientre
todo el milagro del génesis
de no poder dejarte ni contemplarte.

Dejo constancia
Y decreto amarte ferozmente
así como lo he hecho,
con simpleza y con furia
con mis terrores y tus paces
decreto amarte,
tú sabes
para siempre...

Tuesday, September 19, 2006

Astrolabio


Se asomó esa mañana como cada día al ventanal gigantesco de aquel céntrico edificio. Como si se tratase de un rito de liberación posó su mirada largo rato en el pavimiento lejano... llevó el café a sus labios en la rutina de cada día y ahí apoyado en el vidrio vio que en su ámbito de tinta turbia era imposible concebir un tormento mas cruel que una vida destinada al encierro.
Observó a la gente que caminaba por la acera y se asombró una vez más de la pequeñez del ser humano, respiró profundo y cerró los ojos en el momento en que comenzó a sentir un rumor conocido, como el estruendo de un oleaje palpitándole en los oídos y en el pecho los rescoldos de un sueño inmemorial.
Sin asombro y sacudido de pronto por un temblor recóndito de sal salpicándole la cara levantó la vista y vio que todo permanecía en su sitio. Intentó fijar la mirada en el horizonte cercado por los altos edificios y detuvo entonces el tiempo todo el tiempo que quiso, y dejándose llevar por ese ensueño tan real guiado por los mapas de su poderío, se vio a sí mismo como evocando los recuerdos de un viaje.

Fue entonces que allí, en medio de la ciudad, como en un deseado sortilegio, se vio de pronto sobre un navío sin tiempo, sus manos y sus ojos miraban alrededor como queriendo convencerse de la realidad de su visión, pero su realidad comenzaba a esfumarse en medio de un poderoso torbellino de sal y océano... ya no veía edificios ni escritorios, ni veredas atestadas... solo su navío, el océano inmenso, y él al mando de un timón.
Se preguntó si no sería éste otro de sus tantos sueños por huir de ahí, tan reales, tan sonoros, hasta que al fin, como recitando en voz alta las últimas líneas de una carta de despedida conservó la mirada todavía fija en algún punto del horizonte.
Y así, decidió emprender ese vuelo y comprendió que no tendría retorno.

Se entregó por completo a la aventura fascinante de domar esas aguas para navegar mar adentro más lejos que la nada. Tomó el timón y se lanzó a surcar violento en medio del océano como una criatura mítica, como un animal de mar con todos los deseos que caben entre una proa y una popa... y navegó apasionado porque la pasión era un exceso que le pertenecía, navegó ahogado en su propio fervor y acostumbrado a su invisibilidad no hacía más que reír a carcajadas en medio de los estallidos de agua furibunda para gozar en esa realidad prodigiosa siguiendo el curso de los astros que comenzaban a relucir en la brillantez de la noche y vio en ellos la ruta señalada de su extraño viaje...

Y navegó, navegó sonriéndole al milagro y a la magia y a todos los sueños del mundo, navegó a plena luz del día haciendo estallar el agua contra el cielo furibundo sintiendo en el aroma de las olas la magnificencia de su locura, disolviéndo en el oleaje encrespado todas las miserias de sus dolores y navegó en la noche calma para sentir tan solo en el silencio de las estrellas la convalecencia de su propia dicha, navegó uniendo los retazos de su historia descosida acunado en el oleaje manso perdiéndose en el confín del océano...

Y vio pasar a todas las mujeres a las que había amado y a todos los hijos que nunca tendría y todas las ciudades que jamás conocería, navegó sobre el dorado de la noche, navegó violento bailando con el océano turbulento para llevar a quién sabe qué puerto los estragos de su corazón.
Parecía más allá de todo, parecía intocable y en su rostro se dibujaba algo que tenía que ver más con la felicidad que con la locura, parecía haber nacido únicamente para ese instante, como si toda su existencia anterior se hubiese esfumado y recién hubiera despertado al mar conocedor de todos los ritos, mitos y secretos del mundo, renunciando a la prudencia para enfrentar a ese océano de perlas que le infundia un coraje sobrenatural.
Y siguió así navegando a contraviento siguiendo el curso de las olas borrachas sintiéndose prisionero y libre en aquel sortilegio sin explicación y con el corazón anegado en ese mar de silencio.

Nadie supo bien cuánto duró su ensueño cuando comenzó a reír como un loco en el virtuosismo que le maravillaba, en ese mundo que parecía estar a siglos de distancia, parecía tan solo haberse disuelto mirando al cielo en su calma infinita oscilando entre las olas como un péndulo ahogado en su delirio y a quien le veía podía notar en esa sonrisa algún vestigio de ternura en medio de su soledad incondicional y perfecta.
Y así, paralizado en el sopor de su sacrificio e inspirado en su locura frenética halló al fin en medio de su caos el orden perfecto, ese que tanto anhelaba, ese que no podía ser casual.

Confundido entonces con el clamor de los truenos oscuros del horizonte, con la sal de los mares picándole los ojos, la sonrisa trémula y el sol clavándole en la piel exhaló al fin un suspiro de liberación parado frente al ventanal de su céntrico edificio con la mirada todavía evaporada en el horizonte.
Aún con el tiempo detenido no oyó los gritos que le advertían, ni el roce de los vidrios cortándole la piel y dando todavía un paso más allá hacia el magnetismo pavoroso de ese mar color de espejo, sonrió dichoso ante la constelación de todas sus vidas reunidas en el preciso instante en que, riendo a carcajadas en la dicha de su delirio, se dejó caer al vacío para desahogar al fin en la locura de su mar todas las lágrimas de su pecho.

Friday, September 15, 2006

Tren de Poesía...


Ha llegado el tren, aquel que cruza todas las fronteras franqueando las distancias, el que nos acerca, el que nos une más allá de los mares, de los océanos inmensos y de los continentes.
En esta ocasión vienen sus vagones cargados de la Locura, de esa locura en tantos idiomas, de esa locura canto de musas e inspiradora de versos, de la locura que es agravio y poesía, dicha y espanto.
La Locura, la tuya, la mía.
Su tripulación nos habla de las más bellas letras, de imaginaciones candentes, de poetas soñados entre fábulas y desconsuelos…Ellos son:

Qymera Creando amor en cada línea Peru
Crónicas en Hi-Fi Poesía en estado puro Uruguay
Noa En sus manos la pluma danza. España
Carlos Luna Su misión es estremecerte.Venezuela
Rafael P. Una imaginación desbordante. España
Cielo Azul Volaras a su cielo de fantasía. Mexico
Amapola Con el Opio de la Poesía Chile
Kat La ternura hecha mujer. Panama
Rodolfo Natiello Exquisito regazo sus poemas. Argentina
Dilaca El interior de las palabras Argentina
Cicindela Zida'ya Se guarece entre letras. Chile
Darilea Su mundo es otro. España
Glauca Viste de verde. España
Nosferatu La noche lo transforma. Argentina
Rebel La pasión desbordada. España
Oceanida De puntillas. España
Lila Magritte Animal cautivo.
El versógrafo Fotografiando su mente. España
La boveda de cristal Conjugación magistral. España
Enfermo de amor Curémoslo leyendo España
Mentes Sueltas Libertad de pensamiento. Argentina
Máximo Ballester Extraviado Argentina
Paulina y Marco Dos en una palabra. Chile
Fortunata Mujer en letras. España
El desván Conjunto de sentimientos España
Piel La maga del erotismo Mexico
Gatto Ronroneando a la vida Colombia
efe Sensualidad a flor de piel. España
Amor Las letras...Su persona España
Alma mía Su interior
Inocencia perdida. El despertar de la vida. España
El círculo mágico. Adicción sexualChile
Mentecato Su voz...Las letras
Casco de sueños Haikus y fotografías Uruguay
Meigo y Druida El alma de la poesía España
Brisa La ternura nacío en sus manos España
Colombine transparencias España
Yole En la busqueda de una sirena España
Bitácora de cristal Sumérgete en sus aguas. Argentina


"La Locura"

Para extirparla, dime dónde, ¡oh! locura, está tu piedra ¿en la pulpa de tu cerebro, en el bulbo de tu corazón? (Qymera)

¿Dónde guardas el guijarro que vulnera a la cordura? ¿Y dónde tu piedra mas preciosa, la joya del Amor? (Crónicas en Hi Fi)

Tal vez en los versos de algún vencido poeta aplicando el papel de su poema como arma de suicidio. (Noa)

O quizás te encuentres a los pies de tu Musa, no me mueres, ni me vivo con aquella arma muy presta para dispararte, estas letras de amor, (Carlos Luna)

que no son sino la tensa espoleta que conduce mi presidio por la progresiva y angosta enajenación (Rafael P.Q.)

Desde dónde viaja éste lamento herido
junto con la sentencia de aquel amor vencido por la sinrazón...(Cielo AZUL)

Oh locura!, te he bebido como la ambrosía vertida en la seguridad de lo exacto y el dolor de lo imperfecto, santa enfermedad que calma el dolor de vivir… (Amapola)


Y que la marcha siga su curso. Kat, Bienvenida en la siguiente estación.
Mi beso de Opio.

Tuesday, September 12, 2006

Entrelíneas y Circunloquios


Y sucedió que caminando aquella tarde le vi de pronto al borde del abismo. No estaba en la tarea de comprender idioma alguno sino más bien se había entregado al ejercicio de sentir sucumbiendo al milagro y a la magia, abrazando al mundo entre paredes naranjas en la locura de su delirio… Y le vi.

Le vi embalando caricias divinas con manos de luna con ese aspecto de estridente camaleón de sombrero negro, trayéndome regalos de bosques serenos colmados de duendes.
Y al verle me sonrió y reconocí en su sonrisa todos los caminos que había recorrido y todas las montañas que había subido y en los destellos parpadeantes de su mirada pude ver también la historia de sus ancestros venidos de viejos continentes relampagueando sonetos bajo sombreros mágicos.

Le miré a los ojos como solo se pueden mirar los ojos de un desconocido y hablar de amor a primera vista encendido en fogatas de estrellas, reconociendo al guerrero que es capaz de bailar bajo la luz de la luna mordida de invierno aún al límite de sus fuerzas y continuar soñando historias fabuladas.
Y mientras le miraba empezó a soplar el viento y en la hojarasca humeante se confabularon todas las vidas que había vivido y todas las historias que había soñado…

Supe entonces entre mesías y paraísos artificiales a través de su mirada la historia del anciano que regalaba a los niños ojos de vidrio para soñar, me llegó a través de sus dedos el murmullo sonoro de la negrita marroquí que había perdido sus alas, me envolvió en su torbellino para contarme en susurros la danza del sol de tribus de tiempos remotos y sin dejar de mirarme todavía tejió en el largo de mis cabellos de oro la historia jamás contada del origen de todos los resplandores.

Y le vi, le seguí mirando aún sin soltarle la mano como queriendo jamás dejarle escapar en el promontorio de sus mil recuerdos cuando la luz del universo comenzó a llenarse de destellos multicolores en la noche boreal de nuestro continente lejano y me sostuve sin aliento en el trazo doloroso del hallazgo, en su mirada bañada de un hálito de certezas y todavía sostenida en el beso regalado reconocí al fin en el hilo de su seda púrpura la premonición luminosa de los primeros versos que comenzaría a hilvanar...

(Para Mentecato)


Tuesday, September 05, 2006

Qué tal si...

(The Lovers, Marc Chagall)

Qué tal si nos vamos un rato a la mierda,
si nos hacemos de nuevo,
si nos desnudamos para amarnos con movimientos todavía increados
si nos encontramos en los susurros dispersos de la madrugada
si sigues con tus manos la ruta de mis coordenadas
hasta hundirnos en las arenas movedizas
del paroxismo que culmina en mil estallidos de artificios.
Qué tal si vaciamos el alma amor
si dejamos que la imaginación se tome el poder,
que lo difícil se haga de inmediato,
y lo imposible nos tome tan solo un poco de tiempo...

Qué tal si lloramos obedeciendo al desgobierno de nuestras nostalgias
si me viertes en las venas el latido de tu pena...
ya sabes que puedo reconocer tus tristezas en dos segundos
y ser verdugo de tus lágrimas con mis besos.
Qué tal si nos escondemos de todo,
si nos camuflamos tan solo en este hervor de la sangre
si ardemos juntos por combustión instantánea
borrachos de versos hasta anunciar el despertar ...

Qué tal si nos matamos de la risa
para disfrutar en ella de la poca cordura que aún nos queda,
que tal si tú te ríes de esta loca que dibuja versos
matando todos los miedos con el coraje de sus letras
y yo me río del cóctel de tu sonrisa
entregada a nuestros juegos de antídotos y venenos.
Qué tal si nos dejamos caer sin red al vacío
si soltamos todo,
si le damos la cara al abismo lanzándonos juntos,
de la mano,
en vez de caminar temerosos por el borde...
como en un loco sueño,
tú y yo cayendo despacio,
sin necesidad de decirnos nada,
y riéndonos a carcajadas del fondo que nos espera.

Qué tal si te miro,
si te beso y te sigo besando,
si te cuento mis sueños,
si nos quedamos en silencio,
si bailamos un tango,
si te toco,
si me tocas,
si me dibujas en tus versos,
si te retrato en mis historias,
si me bebes gota a gota
hasta que caiga dormida...

Qué tal si un día de éstos te digo que sí,
que emprenderé ese vuelo sin retorno
para reírte en los labios y estallar en cantos
para robarte los latidos tibios
y tú robarme la forma de leerte poesía
hasta hacerme mover los sentidos
con esa certeza tuya que por estos días falta a mi presente
y amarte sin fin amor,
bajo la misma luna.


Música:

Tuesday, August 29, 2006

Mientras no estás

("Cuerpos", Muestra Plástica, Antonio Blanco Ventosa)

Mientras no estás
Puedo tejer y destejer viejos poemas
De esos que ya no sirven
Para cosértelos de nuevo cortándome el alma a tu medida
Puedo hilvanar el mundo entero en hebras
que se deshacen en el intento de encontrarte
entre la desesperación y las ganas
en el poderío absoluto de tu recuerdo presente
en la rima de tus lenguas y en la lejanía de tus llantos
y romper a frasear en poemas, mientras no estás.

Mientras no estás puedo blindarme el corazón e intentar buscarte
Buscarte en la ribera de los mil ríos en que has urdido tus letras
en los vertiginosos instantes donde no te encuentro
donde no me importan más
las verdades que los asombros
de la dulce ficción que teje realidades.
Puedo darle júbilo a mi concurrida soledad
En el perpetuo rumor de tu silencio
que me condena al amargo ámbito de tu ausencia.

No estás en ninguno de mis signos de idealismos prodigiosos
ni en cada cosmos que recorro,
ni en lo más profundo de tus mares
no estás en las comarcas extraviadas,
ni en los vapores celestes de la espesura de mis bosques
no estás en ningún sitio donde solía hallarte.

Mientras no estás puedo intentar tejerte en mi noche cómplice
caminando mis besos entre Tangos y Nocturnos
aunque no estás ahora en mis manos vacías
ni en mis controversias cantadas al desconsuelo de tus noches
ni en la absurda geometría de mis hemisferios
ni en el pavor mitológico de tus cantares
de todos modos, mi sol, mientras no estás puedo soñarte
puedo cantarte en mil versos
aunque el llanto de muerte se muera al buscarte
porque no estás,
en ninguna parte.
Música:

Tuesday, August 22, 2006

Señorita...


Fotografía Anne Geddes

Señorita, dígame usted, de qué sonríe...
De que sonríe cuando este día de Agosto ha venido al fin a ocupar su lugar en el mundo derramando por cada rincón toda su fragancia de pastelito nuevo, recién hecho, dejando atrás todos los dolores condensados, viniendo a repartir besos tiernos de ombliguito nuevo.
Dígame, por qué causa usted sonríe también cuando le llevo a mi pecho como saludando virtuosa el milagro de su encuentro con mi leche dulce, como en la pequeña burla del secreto misterio que la sacó de mi vientre y al que quisiera devolverla para no tener que dejarle jamás escapar de mi lado...

Porque claro, se ríe usted ahora, se ríe porque no aventura mi alma hecha cristales el día en que despliegue sus propias alas para partir así, tal cual yo misma le habré enseñado.
Sonríe usted ahora porque no vislumbra (ni lo hará) el caudal de mi llanto desde su mirada diáfana el día en que ya no le tenga, ni sospecha usted acaso cuánto extrañaré su respirar cortito sobre mi pecho ni sus ojazos enormes encantándose con todas las simplezas de este mundo.

Señorita, por qué sonríe como en este instante, como si me conociera desde siempre, aún más allá de mi vientre y mi alimento, de sus balbuceos confusos, de sus caricias de manitos sucias, de sus saludos contentos, de sus patitas de queso, del eco de su respirar en mi aliento, de sus reclamos mojados, de su miel y de su lluvia... quiero pedirle, de todo modos, que aún más allá de todo eso nunca deje usted de sonreír.
Permítame sonreír ahora mientras le observo tan pequeña, tan nuevita y puedo ver más allá de su mirada de ángel un alma más grande que el océano y un espíritu aún más fuerte que el abrazo del mar, de ese mar de distancia generosa que me trae la herencia de sus mismos ojos en la promesa de su sonrisa pequeña y curiosa descrita y escrita en versos y concebida entre poemas transatlánticos.

Mira lo que has hecho, si hasta yo misma ya no puedo parar de reír porque en la trova de mis días se tejen también tus sueños, declamando que te amo en mil líneas de versos de espuma, porque mientras corra sangre por mis venas serán tuyas todas las certezas, para poder protegerte siempre, para devolverte a mi vientre, para cumplirte las promesas, para no arrastrar los pies entre llantos y fracasos y arrancarte constante del perfecto dolor del que debo protegerte y transformarte en mi vida entera, mi alma y mi corazón fundidos, mi cielo y mi horizonte, mi principio y mi final mi bella, eterna y dulce Señorita.


(A la pequeña Amanda,
que ha llegado por estos días al mundo,
y a mi querida Pancha su madre, a quien quiero como a una hermana)

Y a nuestra Lucía que nos llenará de luz, de la tuya de la mía ...

Monday, August 21, 2006

Efectos Secundarios...

Esta vez haré una pausa , una pausa especial y diferente es lo que haré este Lunes.
Mi buena amiga Sovka, de Mexico me ha incluido en su cadena a la que por cariño no puedo dejar de acceder aunque no sea mi estilo habitual.
He aquí sus preguntas, las que me he dado a la tarea de contestar.

1. ¿Con qué tres blogueros/as pasarías una noche de locura sexual?

Una noche sexual es un corto decir para una apasionada flor de opio, una noche sexual podría pasarla con todos aquellos que hacen que florezcan mis escritos, sin embargo, por estos días, más que noche sexual, una noche de versos susurrados al oído, de cantos en guitarra, de Tangos y Nocturnos, de besos suaves y fragorosos y de caricias crepusculares no quisiera más que pasarla con mi caballero andante que va de viaje por estos días por La Habana, sin cuya presencia inspiradora no puedo escribir y al que extraño en demasía...

2. ¿Cuánto tiempo llevas blogueando?

En la atmósfera blog desde Julio de 2005, ya más de un año...
Y con mi Opio, desde Febrero, ya hoy día 6 meses.

3. ¿Cómo te enteraste de la existencia de los blogs y te animaste a participar?

Por un boom noticioso en Julio del año pasado que nos despertó a muchos la curiosidad de escribir, de sacar afuera y encima recibir de vuelta opiniones anónimas y desinteresadas.

4. ¿Eres lector anónimo de algún blog?

Solo de uno, una alma de Bolivia que golpea ferozmente mis entrañas, me sacude e inspira y de la cual me he vuelto adicta , un escritor potente visitado por muy poca gente, cuya presencia nunca compartiré con nadie y a la que jamás revelaré que existo.

5. ¿Te has enamorado alguna vez de un bloguero/a?

Solo una vez, muy arrepentida y para nunca más.
( No quiero volver a escribir otra Vendetta jamás nunca)

6. ¿Con qué cinco blogueros te irías de borrachera?

* Con Uma, musa y soberana de las letras más bellas que jamás he leído, le emborracharía solo para conocer la enigmática fuente suya de inspiración divina.
* Con Mentecato, le he conocido hace muy poco y sin embargo (y ahora lo sabrá) le siento conectado con mi espíritu de manera irracional e inexplicable.
* Con Lord Lavengro, por ese sabor a mar que me trae, esa promesa de puerto, de caballero oscuro, de poesía desde los cerros, estoy segura sería una borrachera inolvidable.
*Con criatura Nocturna, porque tras esa imagen de chica oscura y de visceras palpitantes guarda de fondo una personalidad increíble.
*Con Toro Salvaje, para sacarle fuera todo eso de Toro y de Salvaje que sus letras prometen.

(Nombraría a La Puta Asesina, pero ya nos hemos pegado varias borracheras inolvidables así que no sería ninguna novedad)

7. ¿Has conocido a alguno más allá del teclado?

A muchos, no puedo dejar pasar esta oportunidad para mencionar a Jhony, que viajó de Irlanda, que estuvo unos días, me contactó y pasamos unas horas fantásticas en una conversa que agradezco y me abrió el alma, ahora de vuelta a la isla continúa escribiendo con esa magia que solo puede percibirse a través de una sonrisa transparente y sólida que muestra en vivo y en directo.

8.¿Estás satisfecho con tu blog?

Muy satisfecha, satisfecha cuando recibo el cariño y la crítica de todos ustedes, satisfecha con esa poesía con la que al fin después de tantos años me pude reencontrar. Satisfecha con la amistad incondicional, con las musas que me inspiran, con los amores reales o ficiticios que nacen y alimentan las ganas de seguir escribiendo.
Sin embargo, siento y no sé por qué, que Amapola y su opio tienen corta vida.

9.¿Algunos autores que te despierten especial simpatía?

En general los que están en mis links son todos aquellos que me despiertan un interés especial y adicitivo.
Sin embargo, no puedo ignorar que mis dedos se mueven por sí solos para ir a leer a Mentecato más de una vez por día, también a Petra en su mansión en la que nos recibe como si cada día tuviese una fiesta preparada y por supuesto a mi Tejonegro, sin cuyas letras me cuesta respirar.

Elige a entre tres y cinco blogueros para que contesten a estas preguntas en sus blogs.

Luis Cabrera, gran amigo, gran persona y con un aroma a mi Chile lindo pocas veces encontrado
Lord Lavengro, por el simple gusto de verme bañada en su sutil oscuridad.
Petra, porque no podría estar sin conocer las respuestas que daría esta auténtica Blogstar.

Gracias Sovka querida mía y espero haber cumplido la Misión.

Tuesday, August 15, 2006

Rapsodia en La Habana

La Habana, Cuba, al atardecer

"Tú me recuerdas el prado de los soñadores
el muro que nos separa del mar, si es de noche
tú me recuerdas sentado, ciertos sentimientos
qué nunca se sabe que traen en las alas
si vivos o muertos, si vivos o muertos..."


Recuerdo claro el primer encuentro con tu imagen latiendo violenta entre mis libros viejos cargados de aromas, tu imagen de leña humedecida por el curso de tus tiempos, tu sonrisa dibujando tu historia y tu mirada de carbón encendido entibiando mis sentidos.
¿Te acuerdas cuando viniste a buscarme en esa tarde de lluvia...la vez que llegaste saltando charcos para venir a mi encuentro y nos encaminamos bajo el paraguas al barrio de los poetas para leerme a Lihn con tus anteojos empañados por el vapor del café?
También te recuerdo en mis besos la tarde en que aceptaste ese Nocturno que nos mancharía la piel con la tinta de la noche y sonreíste…
Lo sabes, sabes cuanto me gusta verte sonreír…

Ocurre que te veo en estas calles de la Habana como te vi aquella tarde bajo la lluvia... con la ebullición de tu sonrisa crepuscular en la parranda fragorosa del caribe.
Ocurre que te siento en forma extraña, en esa capacidad brillante que tienes para leerme el pensamiento y llenarme los huesos de espuma, con ese calor tuyo concertado con el mío como parte de un mismo sortilegio, hay que verte caminando por estas calles mi sol, con el espíritu alborotado de tantos recuerdos que van y vienen, deseando que pase pronto este verano de mierda que se te hace cada vez más interminable, sucumbiendo a ratos entre la poesía y el dolor, fraguando una sonrisa al saludo de las mulatas rebosantes de piel, intentando encontrar los besos que no tienes en cada aroma de café...

"Tú me recuerdas las calles de La Habana Vieja
la Catedral sumergida en su baño de tejas
tú me recuerdas las cosas, no sé, las ventanas
donde los cantores nocturnos cantaban
amor a La Habana, amor a La Habana"

Ocurre que te escucho y me conecto con tu sombra y con tu cuello firme, cuando los días pasando y las noches deseando escriben por sí solas, cuando los dolores se tornan más fuertes que la analgesia de la poesía.
Ya sabes, por estos días ando reclamando versos quedos, y verte a ti calle abajo como sostenido en el tiempo no hace más que devolverme esos versos tuyos que siempre me sostienen, sin artificios, ni lujos.
Por estos días te puedo ver recortado en las calles viboreantes de luna caliente de esta Habana que nos envuelve... a tí y a mí.

Me pregunto si todo será falso, si todo será cierto, si podrás encontrarme en esos cielos de nuestra América morena para atarme a tus estrellas hispánicas, si no podrás inventarme en besos sin estudiar cada frase, si no tropezarás acaso en esta mirada que desconoces, si no podrás un tarde de éstas de atardeceres naranjas, balanceándonos en la melancolía del café, saciar mis ganas de ser arte entre los pliegues de tu piel...

Y qué importa al fin, que diablos importa, me termino diciendo, si ya me he embriagado tanto de tu alma y entendido tanto tus manos quietas que estoy segura no necesitaré los ojos cuando me entiendas la sangre, cuando me recibas plena, cuando te esté esperando para que tus versos hagan juego con mis poros en el magnetismo pavoroso de esta ciudad remota de vientos tibios y veranos ardientes, en una de tantas de nuestras tardes en La Habana...

"Esto no es una elegía,
ni un romance, ni un verso
más bien una acción de gracias
por darle a mis ansias razón para un beso
una modesta corona
encontrada en la aurora..."
(Silvio)

Tuesday, August 08, 2006

Magnifique

(Hilda, 1958)

Te imagino en otras épocas, en tus épocas divertidas, las de los sones del mambo y del cha cha cha habanero, ese que te gustaba tanto y que aún puedo escuchar de vez en cuando en los ecos sonoros de tus paredes viejas.
Te recuerdo imaginándote, resplandeciente y bella como cuando los caballeros engominados se disputaban tu encanto entonando los versos de tus ojos verdes y tus cabellos dorados de dama germana, el mismo que hoy brilla en su blancura resistiendo estoico el rigor del tiempo.

Te recuerdo entre las flores de tu terraza cantando arias de amor en el crepúsculo del tiempo, imagino el destello triunfal de tu sonrisa y el corazón alborotado por la nostalgia de tus regiones ancestrales.
Te imagino estremeciendo al mundo con el aliento mágico de tu belleza y los encantos de tus costumbres sin mácula por donde el tiempo se había olvidado de pasar hasta muchos años más tarde.

Tendría que haberte visto en el Santiago de nuestras nostalgias, tendría que haber sentido tu miedo cuando el resto del mundo se desmoronaba en la guerra y haberte visto llorar el aroma de mil historias de continentes viejos para entender el presente.

Hay que verte hoy día, te conservas espléndida, magnífica como la luz de diamante de otros tiempos, con tu caminar de ángel sin alas en los albores de la vejez, con la misma belleza de antaño dibujada en el aura y tus sigilosos pasos de luna moviéndose suave al ritmo del viejo mambo.

Así te conservo en mi mente, así te dibujan mis letras, así te tomo las manos ya cansadas de tantas épocas, de tanto resistir al tiempo, de tanto ganarle a las penas. Así te busco la mirada, en el verde vidrioso de tus dulces ojitos de siempre.
Y así prefiero llamarte: Magnífique!. Como te llamaban antes cuando deslumbrabas de belleza evanescente, prefiero llamarte Magnífica, magnífica para siempre ya que nunca te pude llamar abuela.

Tuesday, August 01, 2006

Nocturno

(Plenilunio, Lorenzo Goñi)


Te convido a beber de la noche, a ser sombra que se esconde en el caminar de mis calles rotas para llenarte de los vicios humeantes de mi ciudad adormecida...aquí, donde te encontré una tarde surgiendo violento con aires de conjuro... de ese conjuro tuyo que no se toca ni se corrompe.
Te convido a que nos manchemos de la tinta de la noche para disolvernos en la nostalgia de tus versos bajo la luna.

Te convido a las fauces de esta noche eterna, a imaginarte mi luna mordida de invierno acá donde no te tengo y donde aún así puedo detenerte, retenerte y sostenerte, lamiéndote los versos, respirando la noche, para descubrirme palpitando en el beso que me debes, para comenzar la historia que nos fue dada en la vigilia de las sombras.

Te convido también un poco a olvidar, a dejar de llorar las rimas de tu lenta pasión contra la ausencia, a desoír por un instante el golpeteo nocturno del martillo que nos recuerda los fracasos, a bajar de tu cerro grande con barranco negro que te ha encadenado, dejándote la noche ahogada de palabras... con humo en los pulmones y hasta con el corazón ahumado.

Te convido a caminar sigilosos tú y yo contemplando las sombras, a traerme tu poesía de luna ocre y que me resbale por la espalda, a que me escribas con los labios en cada recorrido de estos callejones viejos, para que me robes los versos de noche clara que te suben por los hombros, que me abrazan por la cintura y me apretan a tu pecho y para yo robarte la forma salvaje en que me sientes.

Te convido a embriagarte en la noche de mis besos, a ser caricia nocturna bajo el amparo del cielo, a ser mirada de luna sin olvidar el camino al verso... porque besar es aquel viejo ejercicio de asombros que heredamos de tantas de nuestras fugas vividas.
Te convido a besarme desde lo más oscuro, hasta sentir tan solo el rumor de esta noche callada y el pulso de nuestros sentidos convertidos en la canción del delirante triunfo de las estrellas.

Te convido a ser mío donde se fragua la noche infinita ... y en el rumor oscuro que se arrastra silente de esta ciudad feroz y adormecida te convido a beberme toda la piel en esta noche.

Tuesday, July 25, 2006

¿Bailas...Tango?

(Touch of Ivory, Bill Brauer)

Ven ahora,
acércate un momento.
Sé que puedes oirme
que puedes sentir la música en el aroma de la noche
¿La oyes?
Déjate llevar por ese bandoneón
para sentir como se abrazan los acordes en esta melodía.
Sácame a bailar, yo sé que puedes
yo sé que quieres,
que te mueres de ganas,
deja atrás tus penas
hoy solo estamos tú y yo
tú y yo en este salón humeante,
solos tú y yo
en la penumbra de nuestros días.

Acércate a mi,
con ese movimiento de jaguar en celo que tanto conoces
que tanto me gusta,
toma mi cintura y abrázame fuerte
como oficiando el diálogo entre mis violines y tu piano
moviéndote en mis tiempos
dejando atrás los dolores,
para sumergirte en las pausas
de mis piernas entre las tuyas
cuando comience la música
describiendo mis formas en tus tonos graves.

Ven aquí,
emborrachémonos de noche
como noctámbulos peregrinos
en el vozarrón de los zorzales
para respirar en tu boca
los pesares clandestinos
para rugir apretados en esta nostálgica deriva
bebe de mi vino amor
desgárrame en un beso
Y bailemos este tango.

Tuesday, July 18, 2006

Ultima noción de Laura

(Pensando en ti, Luis Gerardo Sierra)

Usted Martín Santomé no sabe
cómo querría tener yo ahora
todo el tiempo del mundo para quererlo
pero no voy a convocarlo junto a mí
ya que aún en el caso de que no estuviera
todavía muriéndome
entonces moriría
sólo de aproximarme a su tristeza.

Usted Martín Santomé no sabe
cuánto he luchado por seguir viviendo
cómo he querido vivir para vivirlo
pero debo ser floja incitadora de vida
porque me estoy muriendo, Santomé.

Usted, claro, no sabe
ya que nunca se lo he dicho
ni siquiera en esas noches
en que usted me descubre
con sus manos incrédulas y libres
usted no sabe cómo yo valoro
su sencillo coraje de quererme.

Usted Martín Santomé no sabe
y sé que no lo sabe
porque he visto sus ojos
despejando la incógnita del miedo.
No sabe que no es viejo
que no podría serlo
en todo caso allá usted con sus años
yo estoy segura de quererlo así.

Usted Martín Santomé no sabe
qué bien, que lindo dice Avellaneda
de algún modo ha inventado
mi nombre con su amor.
Usted es la respuesta que yo esperaba
a una pregunta que nunca he formulado
usted es mi hombre
y yo la que abandono
usted es mi hombre
y yo la que flaqueo .

Usted Martín Santomé no sabe
al menos no lo sabe en esta espera
qué triste es ver cerrarse la alegría
sin previo aviso
de un brutal portazo.

Es raro
pero siento que me voy alejando
de usted y de mí
que estábamos tan cerca
de mí y de usted.
Quizá porque vivir es eso
es estar cerca
y yo me estoy muriendo
Santomé
no sabe usted
qué oscura
qué lejos
qué callada.

Usted Martín
Martín...
¿cómo era?
los nombres se me caen
yo misma me estoy cayendo
usted de todos modos
no sabe
ni imagina
qué sola va a quedar
mi muerte
sin
su
vida.

Tuesday, July 11, 2006

Al fin y al cabo

("Amapola", Flowergirl, Bas Hoeben)


Al fin y al cabo este es mi lugar,
mi recodo en el camino,
mi refugio husmeado, buscado y encontrado
mi lugar de renuncias y denuncias,
de reclamos mojados entre la miel y la lluvia,
de principios y finales,
de palabras en espera y evidencias,
donde no tengo más que escribir para poder seguir viviendo
o tal vez solo vivir para seguir escribiendo

Al fin y al cabo es aquí
donde puedo construir mi mundo
con las piedras de los versos que piso
y levantar con las mismas piedras las murallas de mi canto
al fin y al cabo este no es más
que el sitio de mis llantos oscuros,
de mis risas de espuma,
de mis remotas penas,
donde puedo hablar entre líneas
del delirio que deliro
para seguir sintiéndome viva
para poder inventar mil musas
sin dejar de ser mi verso.

Al fin y al cabo es aquí
(porque no es en otro lado)
donde puedo tirar la carta de mi última baraja
y sostener los delitos que me atan en cadenas
donde puedo mancharme libre
donde nadie me supera
donde puedo beber la vida
sin dejar de ser palabra
donde puedo seguir amando
donde puedo entenderme poema.

Drag Queen

( Drag Queen, Maurice Roze)

Nadie entendió nunca a esta criatura de fábula en la penumbra del mundo
Como si desapareciera de día y se encendiera de noche bañada de tormentos, balanceando sus angustias de amores desquiciados en la melancolía del ron.
Nadie entendió nunca el destello de su sonrisa de ave nocturna revestida de diosa, comprando con su breve pena el abismo de su alma, escondiendo por las noches el encanto viril de afeminada naturaleza del que se compadecía de día.
Había un cierto dolor en cada muestra suya de locura, en la sonrisa que dibujaba cada noche de carmín para contarle al mundo, en el disfraz de reina soñada, todas las ventajas ganadas al tiempo para no darle la posibilidad al llanto, soñando en cada paso el camino de su historia aspirada de violencia y condensada de todos los dolores del mundo.

Era la reina del cabaret, la que sobrevivía apenas en el deslumbre de sus lentejuelas hasta la noche en que le vio y abriéndose paso entre el humo y el perfume barato concentró su mirada en la mirada del hombre que la dejo sin aliento y asì, durante largo rato y sin saber por qué, sostuvo esa mirada, la sostuvo ilusa, como si no aventurara la hipocresía de su desdén, como si no estuviera ya acostumbrada a los caprichos de la noche.
Y sedienta de amor creyó en sus labios, le acaricio la sonrisa con sus dedos largos acostumbrados a la oscuridad y a las tinieblas y en el aroma trasnochado percibió la promesa del amor largamente esperado.

Puso orden a su mansarda de puerto, a su sucucho pobre sofocando el aire de su perfume ardiente, recogió las ropas puestas a secar en el cordel que atravesaba la habitación con el sigilo y la rapidez asombrosa de quien se ve intimidada por la propia miseria de su bruma, arregló sus cabellos, sus uñas y sus labios, e iluminó sus ojos de perra en celo casi con tanto esmero como lo hacía por las noches, se llenó de collares y pulseras y se sentó a esperarle en la ventana, sorbiendo su vino, sonriendo en la apuesta de su penumbra íntima, tejiendo futuros, atrincherada contra el destino y la vista fija en el horizonte.

Y mientras esperaba comenzó a escribir, a derramar versos como presagio y conjuro de su existencia, porque escribir era la sola calma que le ganaba a la angustia, luchando contra las horas para no derrotar en la espera el sueño nunca olvidado por años en su corazón.
Y continuó esperando ya sin saber por qué, aunque las horas pasaron y los días se contaminaron de ansiedad, porque le ilusionaba, porque veía en la espera del amor soñado el palpitante llamado a barrer con la suciedad de tantas noches de amoríos siniestros, de sueños de princesa al fin rescatada de su torre, de su existencia de pobre travesti concebido por las heces de su estirpe.

Nadie entendió nunca a esta criatura de fábula en la penumbra del mundo viviendo en el equívoco la tarde de mil esperas sin recompensa cuando decidió nunca mas volver a maquillarse, porque ya no cabía el color en los tintes desgastados de la mueca de su máscara ni el dolor atragantado que le trancaba la sangre.
Nadie entendió nunca a esta criatura de fábula en la penumbra del mundo hasta el final del crepúsculo fragoroso, con la paciencia devastada y el alma hecha pedazos y aferrándose a los recuerdos como última ofrenda antes de rodar hacia el abismo encendió un cigarrillo y suspiró.



Tuesday, July 04, 2006

Cuando vengas a mi país

("Deseo", Mercedes Vanderdorpe)

Ayer me dediqué a pensarlo
cuando vengas a mi país correré a encontrarte,
atravesando tus mares para llegar a mi puerto
y reconoceré en tus ojos la música de tus letras que anidan en mi naufragio
te mostraré mi suelo, mi patria, mi reino,
y sabré que eres tú porque te estaba esperando.

Si un día vienes te llevaré de paseo por las colinas más verdes
las que se colman de dones con las alianzas de las lluvias
y te daré la mano para correr por los campos adonde nacen los trigos
por sus pampas encrespadas, donde brotan dorados los cardos
te contaré mil historias, cuando caminemos descalzos
y desgranaré las uvas para dártelas una a una
con tu cabeza en mis brazos.

Oiremos como anuncian los templos, con las campanas, sus muertos
y cómo se agitan las palomas en las plazoletas del centro,
yo te tomaré de la mano,
caminaremos sonriendo por los adoquines viejos,
y podrás ver dibujada entre el horizonte y el cielo
nuestra cordillera flamante cuando amanece en Enero,
evaporando humedades en los techos de mi pueblo.

Te llevaré hasta la playa para mostrarte mis mares
recorreremos el puerto donde convergen gaviotas,
adonde encallan los barcos con el compás de las olas
cuando al atardecer se bañan los cerros de luces
y te escribiré con sal las coplas que da el océano.

Te mostraré como tiembla mi tierra
cuando sangran sus volcanes
y como de su estruendo brotan los versos de los poetas
te bañaré en los vapores de mis bosques milenarios
donde los eucaliptus aroman las hojas que van botando
te gustará mi tierra húmeda, la metamorfosis de los campos
que se bañan de las leyendas que las lluvias van dejando .

Aquí yo te recibo en la alegría de mi tierra
en la tosquedad de su belleza verás que también es tuya
que bailarás con mis danzas cuando te cuente los cuentos
de mis estirpes dolorosas que con su sangre tiñeron,
cientos de campos dorados y miles de sauces eternos,
de antepasados que soñaron la libertad de su suelo
y de los cantos remotos de los vestigios de un pueblo.

Entonces te abrazaré muy fuerte, te peinaré con mis dedos
te despediré triunfante cuando te marches de nuevo
y verás como te llevas el corazón tan chileno
cuan hermosa es esta tierra recordarás tan lejos
y me escribirás de nuevo como cada tarde en tu pueblo
yo te pagaré con letras los versos que tú me has hecho
y te estaré esperando
para cuando vengas de nuevo.

Tuesday, June 27, 2006

Vendetta III

"Mala fábula, de David Costa"

Parada en medio del escenario en el regocijo de la última obra jamás cantada y con el guión en los labios como signo del papel ya conocido por tantos siglos, ensaya sus líneas antes de que se levante el telón de su último soneto.

"Aún mantengo el recuerdo, el hacer click para entrar donde todos son desconocidos, sin embargo, nunca imaginé que el de ahora es el que más ignoro. Te mantienes estático, no eres ignorado, eres familiar, eras familiar, cuando aún no creías saber quién eras y no anticipabas tu muerte prematura, cuando te mantenías fuerte y tus convicciones desplazaban a las mías, cuando el corazón era el delator, cuando me elevabas para luego soltarme una y otra vez para sentir que nunca de tan alto había caído..."

(Justo en ese instante aparece el personaje principal, toma la obra, ni siquiera es suya, pero la toma y se dispone a actuarla, quiere actuarla.
En la idolatría cantada en mil versos sin tiempo sueña encontrarse al fin con su público, se reconoce adorado, se sabe en la magnificencia.
Las luces encandilan, el paisaje es colorido, los actores conocen sus parlamentos como si fluyeran desde su sangre)

"Mi entierro había sido prematuro, nunca recordé la máscara de la muerte que vi la noche anterior a la que te conocí, cuando aún no te devorabas mis ojos, cuando aún no sentía el aliento perdido, cuando aún tenía el poder de manejar las palabras (juro que eran MIS palabras), cuando podía hilvanarlas y no estaba obligada a diluirme en ellas, las que ya no evadían , sino que me atormentaban..."

(La obra llega a su clímax, en este punto el espectador mantiene los dientes apretados, y los puños, cerrados. Las luces se tornan rojizas y la música se agolpa)

"Es que tus ojos vacíos siguiendo con la mirada el más oscuro péndulo, tu sonrisa irónica vomitando sus ecos en el fondo de un pozo, tus palabras simples de narrador envuelto en sueños de opio (¡Eres tan buen actor!) me trasladaban a la tierra de sueños, donde la durmiente era yo, y no veía que tú eras solamente uno más entre el tumulto. ¿Acaso has sentido la peor resaca, la que aparece cuando uno amanece al lado de un desconocido?”

(Las luces rojas bajan, se comienza a dilucidar el misterio, se empiezan a resolver las ataduras de la función)

"Quise en vano hacer una imitación de ti, en vano proyectarte, en vano convertirte en el más dorado escarabajo y hacer de ti la más extraordinaria de las narraciones, elevarte por sobre las olas que me traían tus manuscritos como si llegasen en una botella.
Quise darte una identidad, dignificarte, pero no sé, faltó tiempo.
(No he querido ser hiriente, no he querido decir que lo que en realidad te faltó fue peso) "

(La estrella de la función se mantiene en el escenario, parado, esperando que la función comience, pero no llega nadie y se suspende y vuelve al otro día con mayor entusiasmo y se va agotado, porque ese día tampoco llega nadie.
Ni el siguiente, ni el subsiguiente...
Entonces se da cuenta que la función que intentaba mostrar ya no es lo suficientemente buena y que su actuación es cada vez menos creíble.
Se va a casa y escribe su mejor obra, el montaje es buenísimo, y el monólogo de primera.
Pero no monta nada, ni obra, ni escenario, ni luces, ni nada, porque se da cuenta que su función ya no tiene ningún sentido, porque su único espectador ha muerto, y no de un suicidio, ni de asesinato, ni de muerte natural. Simplemente se da cuenta que ha muerto porque ha remitido al actor al peor de los castigos: Al del olvido)

"¿Y ahora? Ahora lo retengo en mis senos, señor, su nombre permanece entre mis pezones y mis escupitajos, mi mordiente saliva arrastra su vértigo, su silencio no entorpece, no confunde, señor, su silencio alivia.
Ahora se nota que ha sido siempre una sombra, una proyección de mil fantasías, el retrato oval de un ser que crece cuando alimentan su ego, un simple fotógrafo que no puede ver más allá que una imagen, su propia imagen.
La puñalada que más duele es la que se da por la espalda.
Lo siento, de verdad lo siento, pero usted ya no puede cargar en mi su implacable presencia..."

(Un actor muere, como tantos otros miles de actores mueren cada año, se ha cumplido la sentencia, ya no queda más Vendetta que la del olvido, ni siquiera odio, ni rencor, solo olvido, no hay nadie en la sala, nunca lo hubo.
Se baja el telón. Se acaba la función)

Epílogo

Ernesto Cardenal decía:
Esta será mi venganza: “Que un día llegue a tus manos
el libro de un poeta famoso,
y leas estas líneas que el autor escribió para ti
Y tú no lo sepas”

Pero ya ves como Bolaño tenía razón, a las mujeres hay que oírlas muy detenidamente en los momentos de pasión, nos gusta hablar y ser oídas, porque si no nos volvemos asesinas, asesinas de sueños e ídolos y capaces de todo y más.
La Vendetta es mucho más que simple venganza, la vendetta es el pago en sangre transversal al tiempo, es el ajuste de cuentas de todos los dolores y mi vendetta usa la retórica como espada y escudo, la palabra como armadura y el verso como veneno mortal, porque es en la retórica donde nos movemos, donde nacen y mueren nuestras pasiones viscerales.
Donde la prosa poética es la amenaza, la poesía el castigo y la obra de teatro el último guión de tu designio más doloroso: El olvido.


Mi vendetta es haberte usado de material literario (“Supongamos que te necesito para escribir, que de otro modo no me haces falta”) haberte convertido en un experimento de mi creación, largo, tedioso pero fructífero y haberte mantenido creyendo lo contrario.

Corrijo pues a Cardenal:
“Mi venganza es tenerte acá leyendo estas líneas que escribí para ti y que tú lo sepas”
Ya estoy cobrada.
Te puedes ir al diablo.

Tuesday, June 20, 2006

Vendetta II

"Sad Clown, Arte digital"

Ríe,
ríe porque te lo permito
porque ya estás muerto a pesar de todo
porque será el sonido de tu esperpéntica carcajada
el último himno que conserve el crisol de tu desvarío.

Te permitiré la risa porque intuyo tu soledad como te intuyo la piel
porque tu risa no es más que la falla en el tiempo de una voluntad devastada
porque en la risa es donde sabes expresar mejor que nadie
la estupidez de los versos que ni tú mismo comprendes.

Te permito reír mientras te dure el placer
de verte circuncidado por el silencio
para mirarte a los ojos mientras te ríes
para soñarte por última vez con tus manos recorriéndome
y recordarlo asqueada.

Te permitiré la risa como último recuerdo de tu sarcasmo fingido
apenas sostenido en sus muletas
porque ya no te bebo
porque ya no te resultan las letras escarbando en mis sentidos
porque te quiero ver la cara
enfrentando la fiereza de mi rostro.

Te permito reír ya muy lejos de los placeres devotos y los deseos sacros
para que me veas danzar al ritmo agónico de los acordes de tu risa
en donde puedo construirte y reconstruirte
coserte y descoserte
armarte y desarmarte
y trepanar con mis uñas todos los versos premonitorios
hasta ver en tu frente entrada en años y en angustias
todo el pánico confabulado con la súplica
porque ya no eres tú quien escribe
porque ya los versos parecen bailar solos
cuando han tomado la forma de mis labios.

Ríe por última vez y cuidado
que ya no es tu palabra la que acelera mis movimientos
sino las más viejas consignas
de todos mis demonios perversos
que no quieren más que ver
tu garganta negra fragmentada por el tiempo
petrificado y triste
posado en el busto desde donde nunca partirás
porque no puedes
porque no sabes
porque lo intentas
y no lo logras.

Ríe aunque ya estés muerto
a mí que más me da,
te permito reír ahora
porque desde hoy
ya no podrás volver a hacerlo
¡Nunca más!

Tuesday, June 13, 2006

Vendetta I

(Sin City, Frank Miller)

Que todas somos unas putas asesinas, monos ateridos de frío que contemplan el horizonte desde un árbol enfermo, princesas buscando en la oscuridad, llorando, indagando las palabras que nunca podremos decir...(o que hemos dicho tanto que no nos queda más que el insoportable pitazo resonando en los oídos)...que en el equívoco vivimos y planeamos nuestros ciclos de vida, al menos es lo que decía Bolaño...y no estaba tan equivocado.

Todas tenemos en el fondo la compleja y perversa necesidad de destruir nuestras propias fábulas de bosques encantados, morderlas a pedazos, desgarrar el último resquicio hasta ver bañado en sangre cada instante atesorado de magia, que podemos profanar sin culpa hasta el candor mesiánico de los primeros besos y pisotear las piltrafas de cada instante saturado de inspiración, no nos engañen.

Que no nos busquen, que no laceren nuestras idolatrías ni nuestros sudores, que podemos mutar en lobas hambrientas de amor, de sexo o aún de sangre hasta terminar desmembrando en cada gemido orgásmico las palabras que nadie quiso (o se atrevió) a escuchar porque era más dulce el dolor de las uñas enterradas en la espalda que el placer infame de tanto verso contaminado.

Que no somos solo princesas, que también nos satisface el sabor dulce de la más enconada venganza, que podemos mirar a los ojos aún sin abrirlos e inventariar centímetro a centímetro cada piel conocida y por conocer saltándose todo lo que quema por dentro, distinguiéndo los límites, aventurando el deseo (imaginado o real) de cada existencia deslavada por el sol.

Y que al fin, para una diosa asesina, nada hiede peor que masticar el placer de la pasión visceral que nace y muere en la retórica, en el canto borracho, inmundo, perverso e insaciable, en la retórica del llanto, del soneto muerto, del verso conjugado en los labios henchidos así como tampoco nada huele y sabe más dulce que una candente y esperada venganza maquillada de olvido.

"Nemo me impune lacessit"
(Poe)

Tuesday, June 06, 2006

Camino al puerto

(Valparaíso, Fotografía Italo Arriaza)

Sabes que regresaré con la marea a colgarme de tus cerros cuando mis ansias de toda una vida hayan reunido la espuma de tantas otras costas.
Estaremos nuevamente juntos conservando lo que en tus callejones de adoquines nos fue dado, en la miseria mágica de tanto poeta porteño cantando sus tangos al oído de los gatos de los tejados viejos.

Sabes que regresaré a tu soledad honda sumida en el sueño , que acomodaré mis cosas en una casita en lo alto, donde colgaré caracolas en mi ventana y al hundirme en el vapor de los barcos que zarpan esperaré paciente que mis últimos días se descuelguen atisbando serena tu pobreza encantada montada en la proa de viejos versos.

Volveré un día a tus calles viejo puerto como llamada de antes, como respondiendo a tus cantos lejanos , los que he oído de tus mares durante toda mi vida, volveré confundiendome en el arpegio de mil gaviotas, arrastrándome en la ventisca y recostándome en la arena hasta deshojarme al sol para recordar los días cuando tú y yo nos soñamos poetas.

Sabes que regresaré para dejar que solo sea el silencio el maestro y dueño de mis tardes, para dibujar el boceto del romance paseando por tus cerros al atardecer, tus lomas bañadas de luces, tus adobes y vigas resistiendo al tiempo, condensando historias como las de los borrachitos de la esquina que cambiaban de vereda para perseguir al sol.

Sabes que volveré Valparaíso a cantarte al oído el otoño de mi vida, a compartirte con olvidado asombro el hábito del alma que se me ha hecho soñarte, a llenarme de sal el respiro y acomodada junto a las rocas escarpadas donde rompen las mareas resumiré todos los secretos de mi alegría y mi dolor vestida de espuma y coronada de mar, porque tú lo sabes, que aún desde la más inmensa lejanía, volveré.

Tuesday, May 30, 2006

Te mueres de ganas

"El Beso, Doisneau"


Te mueres de ganas
nunca me lo has dicho pero yo lo sé
y me adviertes silencioso en tus visitas sigilosas
y te sorprendo husmeando mis conjuros esparcidos,
te mueres de ganas cuando me reconozco en tus letras
donde puedo verme clara, en mis formas, en mis tonos
donde dibujas mis contornos y me inventas en palabras.

Te mueres de ganas cuando te sorprendo silente
y se quedan pegados a mi letra tus ojos,
alterando las horas, reclamando abandono
y aunque me conoces desde siempre
solo hoy te estás dando cuenta
que te mueres de ganas
y se llenan gustosas tus paredes de mi espectro.

Te mueres de ganas porque lo siento muy dentro
porque te hierves en rabia,
porque te excitas y ruges
y me amas
y me odias
y vuelves a amarme,
porque puedo oír tus gritos entre tus bordes trémulos,
en medio de tus insondables partituras.

Te mueres de ganas cuando socavas altivo
el páramo en que se ha transformado mi existencia
y sueñas ser letra de juegos, quimera, espejo roto,
liturgia nueva y pasiones devotas en el calor de la furia.

Te mueres de ganas de regalarme poesía en murmullos,
de desatarme en tus versos, de describirme en tu prosa
de sorprenderme jadeante, de suspirar en mi aroma.
y habitar en mis sentidos entre tus alas cortadas
de forzarte a nombrarme en tu cosecha piadosa.

Y te escondes en tu lienzo congelado,
en tus artificios oscuros de poeta delirante,
en tus artilugios diurnos de mañanas remotas,
en tus arbustos sin hojas, en tus vuelos rasantes.

Te mueres de ganas desde la plenitud desértica
que recorro ya sin buscarte,
en los ojos en que nunca me hallaste
en el salmo de tus versos secretos que se elevan en el sueño
y que hoy escucho en silencio
sin que lleguen mis besos, indemnes, a tu isla
para concedernos por fin una tregua.

Te mueres de ganas y no me lo dices,
pero no hace falta,
porque yo lo sé...
Te mueres de ganas

Tuesday, May 23, 2006

Epifanía

"Luz mística", Jorge Cárdenas, México


-Vámonos-
Le dijo él con la sonrisa dibujada y con sus ojos profundos de ave preparada
Y entonces sintió la sangre palpitándole en las sienes
-¿Vámomos? ¿Y A dónde?
-No sé, a cualquier parte... al mar, donde siempre has querido, solo los dos frente a la playa, donde yo también siempre he querido estar...
Y vio en ese instante prodigioso la aparición luminosa de todas sus fantasías tejidas de desconsuelos congregadas en un mismo momento y vio también dibujado en la costa el promontorio de todos sus sueños.
-¿Y el equipaje?-
-Así, sin equipaje.
Sin equipaje, por aire, sin maletas, sin amarras, pasar una temporada en el aire suspendido de tu mano, solo tú y yo y nuestros sueños, en mágico vuelo, sin teclados, sin brújulas, sin destinos, sin relojes. Tan solo juntos a volar.
-¿Así, sin amarnos?-
-¿Amarnos dices?, acaso esto no es mas fuerte, más profundo y eterno que lo que otros llaman amor? Tanto y tan grande que traspasa las barreras del tiempo y del espacio...
-¿Eso crees?-
Y la miró todavía sonriendo y despejó con sus dedos los cabellos de oro que apenas le cubrían su cara y en sus labios se dibujó la certeza de tanto tiempo juntos conjurando fantasías, llenando de palabras la locura, haciendo de sus temblores un sudario eterno, olvidando los asombros, destilando amor sobre cientos de arenas furiosas e imaginadas, mezclando las imágenes con los sueños de mil sitios absurdos cubiertos de sal y entendiéndolo todo como una epifanía...
-¿Y Cuándo?-
-Ahora mismo, en este instante-
-No tengo plata-
-Pero tenemos alas, lo sabes, tú y yo tenemos alas-
Y lo miró confusa perdiéndose en su mirada, doliéndole en el pecho la promesa de tantas noches en desventaja, el tiempo transcurrido, la elegía de sus sueños, el mundo entero pesándole sobre los hombros y vislumbró en un segundo la odisea dolorosa del roce de sus dedos...
Entonces, como suspendida en ese instante, se hundió en un ensueño que duró largo tiempo, se regocijó en el poder dulce de la sangre afiebrándola, la pena contenida en mil lágrimas largamente esperadas apretándole la garganta y mirándole a los ojos ... al fin lloró.

Tuesday, May 16, 2006

Quimeras

"Lovers in Moonlight" Marc Chagall
Te encuentro como cada mañana en el secreto instante en que me adivinas los versos, donde tu palabra se junta con la mía en la mirada cómplice de cada caricia, donde tu palma se junta con mi palma para sentir a cada segundo el desborde de furia que recorre la piel. De qué puede tratarse todo cuando dibujas con tu dedo mi perfil recorriéndolo desde la frente, resbalándolo en mi nariz, pincelando el boceto de mis labios, y mi cuello hasta sentir en un segundo la canción que entona mi piel cuando sueña a ser musa entre tus manos.

De qué pueden estar tejidos estos sueños frágiles que me tienes sintiendo cuando muere la tarde en mil destellos feroces, fundiéndose en este amor que nada pretende, nacido de otras vidas antes contadas para elevarme tan lejos donde nunca antes había estado. Me tienes acostumbrada a tu verbo conjugado con mi pelo, a sentirte respirando en él como si no fuera más que un campo de amapolas en primavera, entrando a mi vida dibujado en un verso, echando abajo la puerta del camposanto de tantos sueños.

De qué puede tratarse esta escultura de imágenes soñando en mi cabeza y el guión infinito de tu aliento gritando mi nombre si me tienes acostumbrada a leer tus miedos, tus preguntas no resueltas, tus límites imperfectos, y las palabras descritas con la tinta de tus besos, mientras las mías van renaciendo desde sus vidrios rotos hasta tus murales nuevos.

De qué puede tratarse si ya no puedo alejarme, si solo quiero tenerte desde que aprendí a descifrarte en la ternura dulce y sencilla que me prometes siempre al caer la tarde cuando te muerdo los labios, desde que conseguiste llevarte al fin la llave de mi dolor rondante, devolviéndome la risa, besándome en silencio hasta hacernos un paréntesis en la rompiente de las olas y poder continuar mintiéndonos en la agonía del tiempo.

Tuesday, May 09, 2006

El Poeta Pobre

"The Poor Poet" Carl Spitzweg

Mil años de recuerdos fundidos en tu rostro, hilvanando en la vigilia de la locura los versos que sobraban de la arquitectura de tu vida.
En aquel cuarto viejo con su perfume húmedo y oscuro, el poeta pobre miraba a un punto ido como queriendo contarle al mundo en un mismo lamento los vicios de las épocas que decretaron el secreto orden de su desordenado corazón.
Qué puedo decirte que no hayas ya escrito si te veo ahora tan solo volviendo de ninguna parte en esta pieza oscura, tan oscura y húmeda que pareciera que en cualquier momento se desencadenará un aguacero.
Recuerdo claro tus primeros versos, los que no escribías y recitabas por las noches para conciliarnos el sueño, recuerdo las tardes de cara al crepúsculo con tus libros ya viejos repletos de versos bellos.

¿Cómo eran? Ya recuerdo: “Margarita está linda la mar...y el viento ” y me soñaba gentil en la inminente empresa de perseguir una estrella, del sueño imposible a la luz de tus versos y entendí entonces como lo sé ahora que no hay sueños que no sean posibles cuando los sustenta un ideal y crecí en la convicción de que todo cuanto deseábamos era posible de ser alcanzado.
Creo que aún nos queda tiempo, no todo está perdido, tú desde la noche angosta y larga de tu alma, yo desde mi rincón de ensueño para seguir llenando las hojas de mil susurros de otoños viejos.

No te dejes morir de a poco en esta cripta que te chupa la sangre de tu noble oficio, desterrado de ti mismo, destejiendo recuerdos, llorando secamente en la penumbra o riendo sobre las hojas de tus libros de versos, tú eres un poeta, de los que negocian con la nada, de los que llevan un torrente por alma, de los que danzan bailes viejos reivindicando una infancia mágica organizada por Dios y por todos los demonios de esta tierra, y los poetas, tú sabes, están destinados a no morir, no te permitas cerrar los ojos hasta que este cielo de Mayo te haga bajar los brazos hasta este suelo en ruinas.

Una vez me dijiste que tú y yo teníamos el alma cortada a la medida, cuando declamábamos tortuosos la elegía de los sueños, y me enseñaste a comprometer la vida en cuanta letra me saliera de adentro, en la hazaña sigilosa de hilvanar cien mil sonetos, cúmpleme ahora tu parte al menos, toma de nuevo la pluma, seguro que puedes hacerlo, no tienes el deber de morir ni la necesidad ni el deseo, demuéstrame el valor de la vida en la culminación de tus versos.

Ahora ya me voy, ya te dejo, no me vuelvas a pedir que te suelte en la agonía del silencio, para dar cuerda a los últimos días de tu reloj de sueños, me llevaré estas hojas legatarias del recuerdo para releerlas de nuevo como aquellas tardes cuando yo era niña y sobre tus rodillas me sentabas contento para empezar sonriendo los versos que aún recuerdo...
”Margarita, te voy a contar...un cuento”

Tuesday, May 02, 2006

Me declaro culpable


Me declaro culpable de usurpar tus letras y descifrar tus versos de la misma manera en que he utilizado las mías como moneda de cambio, culpable de saberme todas y cada una de tus frases y recitarlas en silencio cuando sabía ciertamente que pisoteaban inclementes el aliento glacial de mis ternuras más tristes, me declaro culpable de malgastar mis palabras entre tus mil sueños oscuros que incansables corrompian mi alma en el naufragio.

Me declaro consumida en la última de tus miradas donde vi reflejada la novela de mis noches de insomnio, no demorándome en perder del juicio, abatida en mil temblores breves que recorrían mi sangre en el preciso momento de encontrarte, me declaro huérfana en estos días del golpeteo constante y sigiloso de tus alas en el vidrio de mis horas dulces, convirtiendo en mil astillas el primer y último recurso de mi pobre poesía.

Me declaro culpable de un crimen no menor que pagaré verso a verso en el dictamen de mi suerte, la que no es otra que morirme por mi cuenta desfalleciendo de a poco bajo el peso concertado de tus hojas, y aceptaré el castigo que la justicia imponga, condenándome al doloroso instante de no verte, al llanto juez y a los suspiros verdugos, entregándome de a poco a la acción corrosiva de la muerte y no es esto por designio ni otra pena que por el infame delito de quererte.

Tuesday, April 25, 2006

Último Canto del Toboso

“Tanto vale como la más alta princesa de la Tierra”
(Don Quijote)


“Dulcinea, Dulcinea,
me llamaste de ese modo, Dulcinea
Y sonó dentro de mi la voz de un ángel,
Dulcinea...”

¿Qué le sucede mi señor, porque trae usted ese semblante, no me reconoce?
¿No reconoce acaso mi voz?
Pero si, si, déjeme llamarle así, mi señor,
permítame decirle lo que mi alma sintió cuando usted me nombró,
cuando usted me llamó de ese modo, Dulcinea
cuando usted vio en mi lo que nadie mas vio
porque desde ese día todo fue diferente...

¿Qué pudo ver en mi cuando me llamó musa si yo no era nada?
cuando me revistió de ángel con sus manos gallardas...
¿Qué pudo ver en mí cuando solo he sido un espejismo de mujer?
y me llamó “su dama” aún no siendo virtuosa ni de finos modales
cuando no he sido mas que de la vida y de mil hombres.

No por favor, no me deje tan sola en esta muerte,
míreme, si soy la misma.
Escuche, haga un esfuerzo, solo un minuto, mi señor
trate de recordar, por favor, me habló usted de un sueño:

"Con fe lo imposible soñar... son sus palabras,
El mal combatir sin temor... tiene usted que recordar
Triunfar sobre el miedo invencible... esas fueron sus palabras
En pie soportar el dolor..."

Ay de mi, ahora esta usted tan enfermo
Pero puede, resista solo un minuto, no me deje usted ahora

Tal vez nada de esto ha sido un sueño
nada falaz, nada quimera, nada irreal
que importa la enfermedad para un caballero andante
quien dijo que tenía usted una triste figura
que importa mi señor si al sonar las trompetas gloriosas
no hará usted más que cumplir con su deber,
y yo a su lado, seré su dama, por siempre.

Pero...espere un poco,
un segundo, no,
no me deje mi señor
hay algo que debo decirle
no cierre aún sus ojos
un instante...aguarde
Yo solo,
yo solo quería
hacerle saber mi señor,
que le amo, le amo tanto
le amo desde siempre
y quiero que lo sepa
para en este
su instante final
duerma su alma en paz,
hidalgo, noble
y amado señor.


Tuesday, April 18, 2006

Mandala de Otoño



Si un día me atrevo a tocar tu semblante para permitirme probarte que eres real, tan profundamente humano y no un fantasma creación de mi amor y pudiera bordarte en mil colores, podría dejar de balancearme en la nostalgia de mis tijeras gastadas con las que corto una a una tus plumas que insisten en crecer, que me cubren y me espantan como oscuras bofetadas de angustiante realismo.

Si me atrevo a tocarte y pintarte un día para soñarte como mi eterno mandala de artificios, desde tu periferia hasta tu centro abundante de modo que pudiera conjurar mis miedos o simplemente rendirme hasta que de a poco tu fantasma se esfumara, me bastaría con encenderte en la risa para que pudieras partir sin culpas ni amarguras.

Si un día me atreviera a buscarte y a tocarte amor, así, tan solo un poco ahí donde estás, quedado en mil silencios, con tus sutiles alas negras con las que pretendes algún día iniciar algún vuelo, algún retorno, sabrías que no podemos escondernos, que fue tan bueno mojarme en el rocío de tus palabras amando la vida y llorando en silencio hasta que perdí la llave de mi mandala eterno.

Si me atrevo a mirarte así, como eres, dulce y perverso, rapsoda silente empapado de otoño y bañado de vientos, deshojándote leve y constante, creciendo en círculos y rodeando mi centro en esferas que no cesan, besándome a ratos, callado y eterno desde la más primitiva forma del tiempo, sabrías que no podemos, aún así, jamás, escondernos.

Tuesday, April 11, 2006

Te beso




Te miro como no te he mirado nunca antes
como si mis ojos frente a ti adivinaran el vertigo inquietante
de este instante frente a tus labios
que no son más que el conjuro errante de tu poesía al fin descifrada
toco entonces tu boca con mis dedos
deleitandome en su brillo húmedo,
entreabriendola despacio, destinada a no dejarla
hasta poder cerrar mis ojos,
me acerco a ti en la palpitación de mi labios
presagiándose en un beso
en la respiración confusa y jadeante
así, cada vez más cerca
de la región encantada de tu boca...

Es cuando te siento respirar en mi temblor
y todo tu aliento me baña,
quemante sobre mis labios,
donde ya casi puedo sentir tu sabor llenando mis espacios
destruyendonos lentamente en la lucha terrible
de mi lengua y de tu lengua
convocando aromas de otros tiempos
explorándote dulcemente
saboreando el placer más primitivo,
muriendo un poco a cada instante
en el mágico momento de besarte.

Te beso, te beso en el ardor de la furia
te beso despojandome de todo peso humano
y de toda condición terrestre
te dejo respirar a ratos,
y volver luego a esta tortura que me alimenta,
la tortura deliciosa de tus labios,
de tu beso transcrito en mil letras
coincidiendo en forma exacta,
oliendo tu perfume
percibiendo el miedo delicioso
de morir quemándome en tu boca.

Enredas tus manos en mi pelo como queriendo acercarme
y me dejas ir luego, solo un poco
y me vuelves a atrapar en la locura de este beso que no para,
que no se detiene,
me sostienes con fuerza cada vez más cerca
tus dientes aprentandome los labios,
mordiendo despacio,
dolorosa y dulcemente
sintiendo entonces por espacio de un instante irreal
la fracción de tiempo y paraíso que nos envuelve en este instante,
escapados, siendo uno,
solo uno,
tú y yo,
cuando te beso.

Tuesday, April 04, 2006

La Silvana


Se arreglaba cuidadosamente cada mañana antes de partir con su carretón al centro, preparaba su peinado y sus muchos abrigos que le gustaba usar uno sobre otro.
Silvana era una de esas mujeres coquetas que a pesar de los años cuidaba los detalles declarando en cada uno de sus gestos sus mensajes claros como si quisiera explicarle al mundo su altiva presencia en las calles, entonces era como si el tránsito entero se detuviera a su paso majestusoso, tirando de la carreta repleta de diarios viejos.
Contaban que era una de las tantas locas escapadas del siquiátrico y que dormía en los rincones inmundos de Avenida la Paz tapada con los cartones que recogía en el día, los que conservaba como únicos aliados en las noches de invierno, los que no vendía ni cambiaba ni aún por la cañita de vino.
Cuentan que no necesitaba aferrarse a nada más en este mundo, que sus dos manos le bastaban, que el “cholo” era su único amigo, que le acompañaba y entibiaba los pies bajo los cartones, revelando en su amor su universo entero de sueños nunca encontrados.
La gente que la ve pasar por la calle no nota su presencia augusta, su señorial andar, y solo pueden verla metida en los tarros de basura murmurando lo que cualquier persona decente no estaría dispuesta a aceptarle
Cuentan que en estos últimos días la han visto con la mirada perdida en algún punto sin fin, como si quisiera aferrarse a algún recuerdo que no acierta a capturar, camina lento y se detiene, se queda mirando con sus ojitos cristalinos de mujer cargada de vida, de demasiada vida y demasiados tormentos.
La saludo reverente y en el respeto otorgado levanta el rostro con nuevo brillo y continúa su andar con el carretón en la mano .
Cuentan que amaneció un día sujetando con un brazo la botella compañera de lunas y con el otro abrazado el “cholo” como si el quiltro quisiera entregarle a la fuerza su calor compañero de vida.
Los borrachitos de la vega que la encontraron con la mirada perdida le prendieron un brasero para que entrara en calor hasta que comprendieron que ya se había ido para siempre la Silvana, la distinguida y elegante loca del carretón.

Tuesday, March 28, 2006

Supongamos

Supongamos que te necesito para escribir,
que de otro modo no me haces falta
que solo necesito que me desgarres
velo a velo la sangre henchida de los labios,
para soñarme cada beso estallando en rabia
serpenteando por los aires
bajando luego a la tierra toda convertida en versos

Supongamos que necesito saberte cerca, que sigues observando,
que sientes mi presencia tibia en cada página que das vuelta
supongamos que necesito leerte una y mil veces
y sostenerte largo y tibio entre mis brazos
que te apoyes en mi falda
que sostengas sin respuestas esta hoguera
como lo has hecho cada día,
como has caído en mis redes tantas veces

Supongamos que necesito tu silencio
como la más férrea de las certidumbres
que necesito tus dilemas sencillos
enfrentando las respuestas que no tienes
a las preguntas que son solo mías.
Supongamos que llega un día en que no pueda vivir sin ti
y que tú no puedas vivir sin mi,
que los años pasan como ha pasado este tiempo
que no somos tú y yo más que la crónica
de todos los instantes coincidentes
aunque las coincidencias no existan.

Supongamos que no tenemos la realidad hecha trizas
que no muero de angustia frente a tu ausencia
que no se te va la vida en el desgarro
que cualquier día de estos vienes y te lleno de besos
que la pesadilla se detiene
y logramos congelar el tiempo.
Supongamos al fin que yo seré para tí tu eterna poesía
Y tú serás para mí eternamente mi canción

Tuesday, March 21, 2006

Vulgata

Ella sabía que podía encontrarle en esas calles,
y en ese pleno convencimiento se aventuró a la noche en medio de la tormenta que caía sobre sí.
Sabía de aquellas murallas lúgubres, de los adoquines resbalosos y los callejones grises contando la historia de los cerros tristes del viejo puerto plagado de oscuros sueños maquillando miseria.
Supo esa tarde de la lluvia incesante mojando sus cabellos confundiendo los versos que él le recitaba al oído, los salmos desolados de los poetas del puerto y del decreto de sus ojos tristes en sus declamaciones tortuosas.
Ella sabía que no tendría respuesta a la cadena de inconcebibles circunstancias que se habían confabulado para llevarla allí esa noche, para haberle perdido, para haberle dejado escapar un día tras esos sueños de los que él tanto le hablaba y que ella nunca comprendió, los sutiles tormentos, los celos húmedos esparcidos en tantas plazas donde las palomas dialogaban con los muertos de las cuatro de la tarde.
Sabía que él la amaba, sabía de sus manos trémulas recorriendo su piel y de sus labios que coloreaba para dejarla manchada de besos en los extraños ritos de conocerse los cuerpos, matando las furias de sus húmedades reunidas, sabía de su alma sacudida en confusiones de trenes, de sus cabellos largos que nunca se dejó cortar, de su piel suave y delicada, de sus gestos tan dulces en el transfondo sonoro de sus anocheceres.
Sabía que iba a encontrarle, hasta que las luces de neón que iluminaban a cada tanto sus pasos húmedos en las veredas le hablaron de su presencia, las esperpénticas carcajadas que brotaron de aquella fachada sucia le hicieron detener como si asistiera al intermedio de una obra montada en un teatro fantasmal.
Y entonces le vio, le vio detenida en mitad de la lluvia, le vio con el corazón doblado en medio de las sombras, le vio desde el rincón espectral donde la oscuridad comenzaba a quitar el verdadero rostro de las cosas reales, le vio en medio de la fugacidad del instante irrepetible e infortunado, detenida en ese espacio, con los mismos labios coloreados de rojo con que la ensuciaba de besos, con su cabello largo y las uñas rojas con que dibujaba sus labios, le vio sonriente y dichosa travestida en la vulgata libre que siempre se soñó, mariposa triste en busca de amores sucios y destinos tejidos de desconsuelos, de la mano de uno de los tantos amores furtivos que llegan al puerto cada noche.
Sabía que él también le había visto, que alcanzó a divisarla en medio de la penumbra, que su destino era ése y no el otro que intentó cambiar tantas veces con sus mil artilugios cómplices de vidrios ahumados por el rocío de la carne, lo sabía porque alcanzó a percibir el asomo de una sonrisa y la revelación sacra de su destino cantado mil veces al compás del bandoneón del puerto y de sus lágrimas negras.
Y se marchó entonces sobre sus pasos bajo la lluvia.
Y entonces el puerto se volvió bello, con la tosquedad de la belleza que asoma antes de la muerte, en el bello y sereno instante de sus suspiros finales, bello en medio de la noche y de la lluvia y de la locura última de la muerte anunciada del último de sus sueños.