Tuesday, May 30, 2006

Te mueres de ganas

"El Beso, Doisneau"


Te mueres de ganas
nunca me lo has dicho pero yo lo sé
y me adviertes silencioso en tus visitas sigilosas
y te sorprendo husmeando mis conjuros esparcidos,
te mueres de ganas cuando me reconozco en tus letras
donde puedo verme clara, en mis formas, en mis tonos
donde dibujas mis contornos y me inventas en palabras.

Te mueres de ganas cuando te sorprendo silente
y se quedan pegados a mi letra tus ojos,
alterando las horas, reclamando abandono
y aunque me conoces desde siempre
solo hoy te estás dando cuenta
que te mueres de ganas
y se llenan gustosas tus paredes de mi espectro.

Te mueres de ganas porque lo siento muy dentro
porque te hierves en rabia,
porque te excitas y ruges
y me amas
y me odias
y vuelves a amarme,
porque puedo oír tus gritos entre tus bordes trémulos,
en medio de tus insondables partituras.

Te mueres de ganas cuando socavas altivo
el páramo en que se ha transformado mi existencia
y sueñas ser letra de juegos, quimera, espejo roto,
liturgia nueva y pasiones devotas en el calor de la furia.

Te mueres de ganas de regalarme poesía en murmullos,
de desatarme en tus versos, de describirme en tu prosa
de sorprenderme jadeante, de suspirar en mi aroma.
y habitar en mis sentidos entre tus alas cortadas
de forzarte a nombrarme en tu cosecha piadosa.

Y te escondes en tu lienzo congelado,
en tus artificios oscuros de poeta delirante,
en tus artilugios diurnos de mañanas remotas,
en tus arbustos sin hojas, en tus vuelos rasantes.

Te mueres de ganas desde la plenitud desértica
que recorro ya sin buscarte,
en los ojos en que nunca me hallaste
en el salmo de tus versos secretos que se elevan en el sueño
y que hoy escucho en silencio
sin que lleguen mis besos, indemnes, a tu isla
para concedernos por fin una tregua.

Te mueres de ganas y no me lo dices,
pero no hace falta,
porque yo lo sé...
Te mueres de ganas

Tuesday, May 23, 2006

Epifanía

"Luz mística", Jorge Cárdenas, México


-Vámonos-
Le dijo él con la sonrisa dibujada y con sus ojos profundos de ave preparada
Y entonces sintió la sangre palpitándole en las sienes
-¿Vámomos? ¿Y A dónde?
-No sé, a cualquier parte... al mar, donde siempre has querido, solo los dos frente a la playa, donde yo también siempre he querido estar...
Y vio en ese instante prodigioso la aparición luminosa de todas sus fantasías tejidas de desconsuelos congregadas en un mismo momento y vio también dibujado en la costa el promontorio de todos sus sueños.
-¿Y el equipaje?-
-Así, sin equipaje.
Sin equipaje, por aire, sin maletas, sin amarras, pasar una temporada en el aire suspendido de tu mano, solo tú y yo y nuestros sueños, en mágico vuelo, sin teclados, sin brújulas, sin destinos, sin relojes. Tan solo juntos a volar.
-¿Así, sin amarnos?-
-¿Amarnos dices?, acaso esto no es mas fuerte, más profundo y eterno que lo que otros llaman amor? Tanto y tan grande que traspasa las barreras del tiempo y del espacio...
-¿Eso crees?-
Y la miró todavía sonriendo y despejó con sus dedos los cabellos de oro que apenas le cubrían su cara y en sus labios se dibujó la certeza de tanto tiempo juntos conjurando fantasías, llenando de palabras la locura, haciendo de sus temblores un sudario eterno, olvidando los asombros, destilando amor sobre cientos de arenas furiosas e imaginadas, mezclando las imágenes con los sueños de mil sitios absurdos cubiertos de sal y entendiéndolo todo como una epifanía...
-¿Y Cuándo?-
-Ahora mismo, en este instante-
-No tengo plata-
-Pero tenemos alas, lo sabes, tú y yo tenemos alas-
Y lo miró confusa perdiéndose en su mirada, doliéndole en el pecho la promesa de tantas noches en desventaja, el tiempo transcurrido, la elegía de sus sueños, el mundo entero pesándole sobre los hombros y vislumbró en un segundo la odisea dolorosa del roce de sus dedos...
Entonces, como suspendida en ese instante, se hundió en un ensueño que duró largo tiempo, se regocijó en el poder dulce de la sangre afiebrándola, la pena contenida en mil lágrimas largamente esperadas apretándole la garganta y mirándole a los ojos ... al fin lloró.

Tuesday, May 16, 2006

Quimeras

"Lovers in Moonlight" Marc Chagall
Te encuentro como cada mañana en el secreto instante en que me adivinas los versos, donde tu palabra se junta con la mía en la mirada cómplice de cada caricia, donde tu palma se junta con mi palma para sentir a cada segundo el desborde de furia que recorre la piel. De qué puede tratarse todo cuando dibujas con tu dedo mi perfil recorriéndolo desde la frente, resbalándolo en mi nariz, pincelando el boceto de mis labios, y mi cuello hasta sentir en un segundo la canción que entona mi piel cuando sueña a ser musa entre tus manos.

De qué pueden estar tejidos estos sueños frágiles que me tienes sintiendo cuando muere la tarde en mil destellos feroces, fundiéndose en este amor que nada pretende, nacido de otras vidas antes contadas para elevarme tan lejos donde nunca antes había estado. Me tienes acostumbrada a tu verbo conjugado con mi pelo, a sentirte respirando en él como si no fuera más que un campo de amapolas en primavera, entrando a mi vida dibujado en un verso, echando abajo la puerta del camposanto de tantos sueños.

De qué puede tratarse esta escultura de imágenes soñando en mi cabeza y el guión infinito de tu aliento gritando mi nombre si me tienes acostumbrada a leer tus miedos, tus preguntas no resueltas, tus límites imperfectos, y las palabras descritas con la tinta de tus besos, mientras las mías van renaciendo desde sus vidrios rotos hasta tus murales nuevos.

De qué puede tratarse si ya no puedo alejarme, si solo quiero tenerte desde que aprendí a descifrarte en la ternura dulce y sencilla que me prometes siempre al caer la tarde cuando te muerdo los labios, desde que conseguiste llevarte al fin la llave de mi dolor rondante, devolviéndome la risa, besándome en silencio hasta hacernos un paréntesis en la rompiente de las olas y poder continuar mintiéndonos en la agonía del tiempo.

Tuesday, May 09, 2006

El Poeta Pobre

"The Poor Poet" Carl Spitzweg

Mil años de recuerdos fundidos en tu rostro, hilvanando en la vigilia de la locura los versos que sobraban de la arquitectura de tu vida.
En aquel cuarto viejo con su perfume húmedo y oscuro, el poeta pobre miraba a un punto ido como queriendo contarle al mundo en un mismo lamento los vicios de las épocas que decretaron el secreto orden de su desordenado corazón.
Qué puedo decirte que no hayas ya escrito si te veo ahora tan solo volviendo de ninguna parte en esta pieza oscura, tan oscura y húmeda que pareciera que en cualquier momento se desencadenará un aguacero.
Recuerdo claro tus primeros versos, los que no escribías y recitabas por las noches para conciliarnos el sueño, recuerdo las tardes de cara al crepúsculo con tus libros ya viejos repletos de versos bellos.

¿Cómo eran? Ya recuerdo: “Margarita está linda la mar...y el viento ” y me soñaba gentil en la inminente empresa de perseguir una estrella, del sueño imposible a la luz de tus versos y entendí entonces como lo sé ahora que no hay sueños que no sean posibles cuando los sustenta un ideal y crecí en la convicción de que todo cuanto deseábamos era posible de ser alcanzado.
Creo que aún nos queda tiempo, no todo está perdido, tú desde la noche angosta y larga de tu alma, yo desde mi rincón de ensueño para seguir llenando las hojas de mil susurros de otoños viejos.

No te dejes morir de a poco en esta cripta que te chupa la sangre de tu noble oficio, desterrado de ti mismo, destejiendo recuerdos, llorando secamente en la penumbra o riendo sobre las hojas de tus libros de versos, tú eres un poeta, de los que negocian con la nada, de los que llevan un torrente por alma, de los que danzan bailes viejos reivindicando una infancia mágica organizada por Dios y por todos los demonios de esta tierra, y los poetas, tú sabes, están destinados a no morir, no te permitas cerrar los ojos hasta que este cielo de Mayo te haga bajar los brazos hasta este suelo en ruinas.

Una vez me dijiste que tú y yo teníamos el alma cortada a la medida, cuando declamábamos tortuosos la elegía de los sueños, y me enseñaste a comprometer la vida en cuanta letra me saliera de adentro, en la hazaña sigilosa de hilvanar cien mil sonetos, cúmpleme ahora tu parte al menos, toma de nuevo la pluma, seguro que puedes hacerlo, no tienes el deber de morir ni la necesidad ni el deseo, demuéstrame el valor de la vida en la culminación de tus versos.

Ahora ya me voy, ya te dejo, no me vuelvas a pedir que te suelte en la agonía del silencio, para dar cuerda a los últimos días de tu reloj de sueños, me llevaré estas hojas legatarias del recuerdo para releerlas de nuevo como aquellas tardes cuando yo era niña y sobre tus rodillas me sentabas contento para empezar sonriendo los versos que aún recuerdo...
”Margarita, te voy a contar...un cuento”

Tuesday, May 02, 2006

Me declaro culpable


Me declaro culpable de usurpar tus letras y descifrar tus versos de la misma manera en que he utilizado las mías como moneda de cambio, culpable de saberme todas y cada una de tus frases y recitarlas en silencio cuando sabía ciertamente que pisoteaban inclementes el aliento glacial de mis ternuras más tristes, me declaro culpable de malgastar mis palabras entre tus mil sueños oscuros que incansables corrompian mi alma en el naufragio.

Me declaro consumida en la última de tus miradas donde vi reflejada la novela de mis noches de insomnio, no demorándome en perder del juicio, abatida en mil temblores breves que recorrían mi sangre en el preciso momento de encontrarte, me declaro huérfana en estos días del golpeteo constante y sigiloso de tus alas en el vidrio de mis horas dulces, convirtiendo en mil astillas el primer y último recurso de mi pobre poesía.

Me declaro culpable de un crimen no menor que pagaré verso a verso en el dictamen de mi suerte, la que no es otra que morirme por mi cuenta desfalleciendo de a poco bajo el peso concertado de tus hojas, y aceptaré el castigo que la justicia imponga, condenándome al doloroso instante de no verte, al llanto juez y a los suspiros verdugos, entregándome de a poco a la acción corrosiva de la muerte y no es esto por designio ni otra pena que por el infame delito de quererte.