Tuesday, July 25, 2006

¿Bailas...Tango?

(Touch of Ivory, Bill Brauer)

Ven ahora,
acércate un momento.
Sé que puedes oirme
que puedes sentir la música en el aroma de la noche
¿La oyes?
Déjate llevar por ese bandoneón
para sentir como se abrazan los acordes en esta melodía.
Sácame a bailar, yo sé que puedes
yo sé que quieres,
que te mueres de ganas,
deja atrás tus penas
hoy solo estamos tú y yo
tú y yo en este salón humeante,
solos tú y yo
en la penumbra de nuestros días.

Acércate a mi,
con ese movimiento de jaguar en celo que tanto conoces
que tanto me gusta,
toma mi cintura y abrázame fuerte
como oficiando el diálogo entre mis violines y tu piano
moviéndote en mis tiempos
dejando atrás los dolores,
para sumergirte en las pausas
de mis piernas entre las tuyas
cuando comience la música
describiendo mis formas en tus tonos graves.

Ven aquí,
emborrachémonos de noche
como noctámbulos peregrinos
en el vozarrón de los zorzales
para respirar en tu boca
los pesares clandestinos
para rugir apretados en esta nostálgica deriva
bebe de mi vino amor
desgárrame en un beso
Y bailemos este tango.

Tuesday, July 18, 2006

Ultima noción de Laura

(Pensando en ti, Luis Gerardo Sierra)

Usted Martín Santomé no sabe
cómo querría tener yo ahora
todo el tiempo del mundo para quererlo
pero no voy a convocarlo junto a mí
ya que aún en el caso de que no estuviera
todavía muriéndome
entonces moriría
sólo de aproximarme a su tristeza.

Usted Martín Santomé no sabe
cuánto he luchado por seguir viviendo
cómo he querido vivir para vivirlo
pero debo ser floja incitadora de vida
porque me estoy muriendo, Santomé.

Usted, claro, no sabe
ya que nunca se lo he dicho
ni siquiera en esas noches
en que usted me descubre
con sus manos incrédulas y libres
usted no sabe cómo yo valoro
su sencillo coraje de quererme.

Usted Martín Santomé no sabe
y sé que no lo sabe
porque he visto sus ojos
despejando la incógnita del miedo.
No sabe que no es viejo
que no podría serlo
en todo caso allá usted con sus años
yo estoy segura de quererlo así.

Usted Martín Santomé no sabe
qué bien, que lindo dice Avellaneda
de algún modo ha inventado
mi nombre con su amor.
Usted es la respuesta que yo esperaba
a una pregunta que nunca he formulado
usted es mi hombre
y yo la que abandono
usted es mi hombre
y yo la que flaqueo .

Usted Martín Santomé no sabe
al menos no lo sabe en esta espera
qué triste es ver cerrarse la alegría
sin previo aviso
de un brutal portazo.

Es raro
pero siento que me voy alejando
de usted y de mí
que estábamos tan cerca
de mí y de usted.
Quizá porque vivir es eso
es estar cerca
y yo me estoy muriendo
Santomé
no sabe usted
qué oscura
qué lejos
qué callada.

Usted Martín
Martín...
¿cómo era?
los nombres se me caen
yo misma me estoy cayendo
usted de todos modos
no sabe
ni imagina
qué sola va a quedar
mi muerte
sin
su
vida.

Tuesday, July 11, 2006

Al fin y al cabo

("Amapola", Flowergirl, Bas Hoeben)


Al fin y al cabo este es mi lugar,
mi recodo en el camino,
mi refugio husmeado, buscado y encontrado
mi lugar de renuncias y denuncias,
de reclamos mojados entre la miel y la lluvia,
de principios y finales,
de palabras en espera y evidencias,
donde no tengo más que escribir para poder seguir viviendo
o tal vez solo vivir para seguir escribiendo

Al fin y al cabo es aquí
donde puedo construir mi mundo
con las piedras de los versos que piso
y levantar con las mismas piedras las murallas de mi canto
al fin y al cabo este no es más
que el sitio de mis llantos oscuros,
de mis risas de espuma,
de mis remotas penas,
donde puedo hablar entre líneas
del delirio que deliro
para seguir sintiéndome viva
para poder inventar mil musas
sin dejar de ser mi verso.

Al fin y al cabo es aquí
(porque no es en otro lado)
donde puedo tirar la carta de mi última baraja
y sostener los delitos que me atan en cadenas
donde puedo mancharme libre
donde nadie me supera
donde puedo beber la vida
sin dejar de ser palabra
donde puedo seguir amando
donde puedo entenderme poema.

Drag Queen

( Drag Queen, Maurice Roze)

Nadie entendió nunca a esta criatura de fábula en la penumbra del mundo
Como si desapareciera de día y se encendiera de noche bañada de tormentos, balanceando sus angustias de amores desquiciados en la melancolía del ron.
Nadie entendió nunca el destello de su sonrisa de ave nocturna revestida de diosa, comprando con su breve pena el abismo de su alma, escondiendo por las noches el encanto viril de afeminada naturaleza del que se compadecía de día.
Había un cierto dolor en cada muestra suya de locura, en la sonrisa que dibujaba cada noche de carmín para contarle al mundo, en el disfraz de reina soñada, todas las ventajas ganadas al tiempo para no darle la posibilidad al llanto, soñando en cada paso el camino de su historia aspirada de violencia y condensada de todos los dolores del mundo.

Era la reina del cabaret, la que sobrevivía apenas en el deslumbre de sus lentejuelas hasta la noche en que le vio y abriéndose paso entre el humo y el perfume barato concentró su mirada en la mirada del hombre que la dejo sin aliento y asì, durante largo rato y sin saber por qué, sostuvo esa mirada, la sostuvo ilusa, como si no aventurara la hipocresía de su desdén, como si no estuviera ya acostumbrada a los caprichos de la noche.
Y sedienta de amor creyó en sus labios, le acaricio la sonrisa con sus dedos largos acostumbrados a la oscuridad y a las tinieblas y en el aroma trasnochado percibió la promesa del amor largamente esperado.

Puso orden a su mansarda de puerto, a su sucucho pobre sofocando el aire de su perfume ardiente, recogió las ropas puestas a secar en el cordel que atravesaba la habitación con el sigilo y la rapidez asombrosa de quien se ve intimidada por la propia miseria de su bruma, arregló sus cabellos, sus uñas y sus labios, e iluminó sus ojos de perra en celo casi con tanto esmero como lo hacía por las noches, se llenó de collares y pulseras y se sentó a esperarle en la ventana, sorbiendo su vino, sonriendo en la apuesta de su penumbra íntima, tejiendo futuros, atrincherada contra el destino y la vista fija en el horizonte.

Y mientras esperaba comenzó a escribir, a derramar versos como presagio y conjuro de su existencia, porque escribir era la sola calma que le ganaba a la angustia, luchando contra las horas para no derrotar en la espera el sueño nunca olvidado por años en su corazón.
Y continuó esperando ya sin saber por qué, aunque las horas pasaron y los días se contaminaron de ansiedad, porque le ilusionaba, porque veía en la espera del amor soñado el palpitante llamado a barrer con la suciedad de tantas noches de amoríos siniestros, de sueños de princesa al fin rescatada de su torre, de su existencia de pobre travesti concebido por las heces de su estirpe.

Nadie entendió nunca a esta criatura de fábula en la penumbra del mundo viviendo en el equívoco la tarde de mil esperas sin recompensa cuando decidió nunca mas volver a maquillarse, porque ya no cabía el color en los tintes desgastados de la mueca de su máscara ni el dolor atragantado que le trancaba la sangre.
Nadie entendió nunca a esta criatura de fábula en la penumbra del mundo hasta el final del crepúsculo fragoroso, con la paciencia devastada y el alma hecha pedazos y aferrándose a los recuerdos como última ofrenda antes de rodar hacia el abismo encendió un cigarrillo y suspiró.



Tuesday, July 04, 2006

Cuando vengas a mi país

("Deseo", Mercedes Vanderdorpe)

Ayer me dediqué a pensarlo
cuando vengas a mi país correré a encontrarte,
atravesando tus mares para llegar a mi puerto
y reconoceré en tus ojos la música de tus letras que anidan en mi naufragio
te mostraré mi suelo, mi patria, mi reino,
y sabré que eres tú porque te estaba esperando.

Si un día vienes te llevaré de paseo por las colinas más verdes
las que se colman de dones con las alianzas de las lluvias
y te daré la mano para correr por los campos adonde nacen los trigos
por sus pampas encrespadas, donde brotan dorados los cardos
te contaré mil historias, cuando caminemos descalzos
y desgranaré las uvas para dártelas una a una
con tu cabeza en mis brazos.

Oiremos como anuncian los templos, con las campanas, sus muertos
y cómo se agitan las palomas en las plazoletas del centro,
yo te tomaré de la mano,
caminaremos sonriendo por los adoquines viejos,
y podrás ver dibujada entre el horizonte y el cielo
nuestra cordillera flamante cuando amanece en Enero,
evaporando humedades en los techos de mi pueblo.

Te llevaré hasta la playa para mostrarte mis mares
recorreremos el puerto donde convergen gaviotas,
adonde encallan los barcos con el compás de las olas
cuando al atardecer se bañan los cerros de luces
y te escribiré con sal las coplas que da el océano.

Te mostraré como tiembla mi tierra
cuando sangran sus volcanes
y como de su estruendo brotan los versos de los poetas
te bañaré en los vapores de mis bosques milenarios
donde los eucaliptus aroman las hojas que van botando
te gustará mi tierra húmeda, la metamorfosis de los campos
que se bañan de las leyendas que las lluvias van dejando .

Aquí yo te recibo en la alegría de mi tierra
en la tosquedad de su belleza verás que también es tuya
que bailarás con mis danzas cuando te cuente los cuentos
de mis estirpes dolorosas que con su sangre tiñeron,
cientos de campos dorados y miles de sauces eternos,
de antepasados que soñaron la libertad de su suelo
y de los cantos remotos de los vestigios de un pueblo.

Entonces te abrazaré muy fuerte, te peinaré con mis dedos
te despediré triunfante cuando te marches de nuevo
y verás como te llevas el corazón tan chileno
cuan hermosa es esta tierra recordarás tan lejos
y me escribirás de nuevo como cada tarde en tu pueblo
yo te pagaré con letras los versos que tú me has hecho
y te estaré esperando
para cuando vengas de nuevo.