Tuesday, June 27, 2006

Epílogo

Ernesto Cardenal decía:
Esta será mi venganza: “Que un día llegue a tus manos
el libro de un poeta famoso,
y leas estas líneas que el autor escribió para ti
Y tú no lo sepas”

Pero ya ves como Bolaño tenía razón, a las mujeres hay que oírlas muy detenidamente en los momentos de pasión, nos gusta hablar y ser oídas, porque si no nos volvemos asesinas, asesinas de sueños e ídolos y capaces de todo y más.
La Vendetta es mucho más que simple venganza, la vendetta es el pago en sangre transversal al tiempo, es el ajuste de cuentas de todos los dolores y mi vendetta usa la retórica como espada y escudo, la palabra como armadura y el verso como veneno mortal, porque es en la retórica donde nos movemos, donde nacen y mueren nuestras pasiones viscerales.
Donde la prosa poética es la amenaza, la poesía el castigo y la obra de teatro el último guión de tu designio más doloroso: El olvido.


Mi vendetta es haberte usado de material literario (“Supongamos que te necesito para escribir, que de otro modo no me haces falta”) haberte convertido en un experimento de mi creación, largo, tedioso pero fructífero y haberte mantenido creyendo lo contrario.

Corrijo pues a Cardenal:
“Mi venganza es tenerte acá leyendo estas líneas que escribí para ti y que tú lo sepas”
Ya estoy cobrada.
Te puedes ir al diablo.